Bendita Tentación [PRIVADO/Henry]

La paz al caminar era gratificante, el ver a los humanos en familias hacia que añorar a la mia, el cielo comenzo a mezclarse de grises claros hasta un gris obscuro, dejando libre las dulces gotas que emanaban de las nubes

- Lluvia, y es tan temprano -entre algo parecido como una mansion, que sirve como muestra ya que mucha gente estaba ahi y una joven daba la explicacion, no conosco mucho de este sitio que mas da conocer mas me agrege en el recorrido viendo cada rincon, me devio del grupo con astucia y entro a una habitacion "prohibida"

- Asi que esto fue de un principe, que interesante -me recoste en la cama, percatandome del espejo que esta arriba, comenzando a reir

- Si alguien estuviera aqui ya se daria cuenta, seria un buen postre ver como un "fantasma" bebe de el jajaja-escuche el sonido de la perilla moverse

-Creo que ya llego mi cena -relambi mis labios, de inmediato mis ojos cambiaron a rojo carmesi pero senti algo extraño, se que no era humano es diferente, antes que me viera por completo volvi a recostarme en la cama respirando profundamente, cambiando el color de mis ojos nuevamente, relajandome. Despues de todo debo saber con que me enfrento, al menos que este tan distraido por no saber que hacer en este lugar

Henry siempre supo que era diferente, pues ningún niño podía realizar las hazañas que el realizaba sin el mínimo esfuerzo, y desde su llegada a esa ciudad todo parecía lentamente ir encajando en su lugar, ya que al menos por ahora, sabía que como el, habían más chicos, y por primera vez en años, no se sintió solo. Ahora entendía el significado del peregrinaje de su abuela de ciudad en ciudad, la mujer estaba investigando sobre la condición del pequeño, y por eso, un inmenso amor le tenía a la anciana. Esa mañana, la había arropado, y después de asistir a unos cursos de verano de pintura, se había dedicado a vaguear por la ciudad, conociendo, explorando. Él siempre había sido un niño curioso, no lo podía evitar, así como tampoco podía evitar meterse en problemas, aunque le había prometido a su abuela, y la memoria de su madre, que esta vez trataría de evitar situaciones de riesgo.

Los lugares en aquella ciudad eran impresionantes, Europa siempre le había llamado la atención por sus construcciones y sus mitos y leyendas, y parecía que todo eso se conjugaba en Brujas. Finalmente, después de unas horas, supo que era momento de regresar a casa, tal vez su abuela estuviera preocupada por él, y no quería provocarle algo serio, sin embargo, frente a él, ya cuando emprendía la huida, se alzó el lakenhalle, el palacio del tejido, donde artesanos mostraban sus trabajos y sin pensarlo entro corriendo. Las personas le miraron con duda, pero él se quedó quieto y levanto las manos sonriendo, esas sonrisas siempre le habían valido para salvarse de represalias y él lo sabía. El grupo que estaba recorriendo el lugar avanzo por un lado y Henry, travieso como siempre, entro en una habitación que estaba cerrada al público, y tras de él, cerró la puerta lentamente para no hacer ruido.

Sonrió al ver todo lo que se encontraba entre las cuarto paredes, incluso el sujeto acostado en la cama, y no fue hasta que reparo en que había un chico acostado en la cama de una habitación prohibida, que se puso a la defensiva.

Otra vez problemas... perdón abuela…

Hey… que haces aquí?... – pregunto suavemente, pero con la fuerza suficiente para que el otro le escuchara y nadie los escuchara afuera – eres un guardia?

Cuando pregunto que hacia ahi tome la decision de que fuera mi cena hasta que dijo que si era un guardia, lo mire y me sorprendi, era joven, lindo, dulce.

- No soy un guardia y por tus preguntas tu tampoco lo eres -seguia con mi sonrisa amplia que no podia controlar, ¿que rayos me pasa?

-Me imagino que estas aqui porque eres un niño travieso kkkkk -bueno no podia quejarme, yo estaba ahi solo  por curiosidad, buscando algo de diversion. Siento que encontre algo mas de lo que buscaba.

- Lo digo porque estas conmigo en una habitacion prohibida -no dejaba de observarlo, ver esa belleza natural es muy rara de encontrar, tan puro, tan inocente... Asi como tu Kami, a pesar de que no notara tu innterior eres hermosa aun despues de conocerte, ¿me creeras que creo encontre tu " yo " en hombre?

- Por cierto ¿como te llamas?, mi nombre es Chang... -el sonido de la puerta siendo abierta me interrumpio, tome al chico para escondernos en el armario, mirando por los huecos de la puerta del armario dos mujeres y un hombre entraron al lugar arreglando el lugar, escuchando su conversacion de quepensaban que habia gente ahi pero creyendo que era la gente que estaba fuera.

- Solo tenemos que esperar a que se vayan.. -susurre solo para que el me escuchara, regalandole una dulce sonrisa, tomando su mano para qu eno se preocupara. Ahora nacieron los "sintomas" de querer cuidarlo... ¿me gustara o sera atraccion?

El silencio en esa habitación se hizo un poco incómodo al darse cuenta que el otro le observaba con cuidado, un rubor se asomó por sus mejillas y negó rápidamente cuando el chico le comento que el tampoco era un guardia – no… solo estaba… curioseando – una débil risa broto de sus labios, pues sabía que de ser encontrados allí, ambos se meterían en problemas. Ya que se acercó un poco más al contrario, pudo ver que realmente era un chico atractivo, de ojos grandes y labios carnosos, lo que le hizo sonrojarse más –yo… yo no soy travieso… bueno si… - entrecerró los ojos sonriendo más y cuando le escucho presentarse, estuvo por hacer lo mismo, esperando que el terminara, pero viéndose interrumpido al escuchar la puerta que se abría.

De un momento a otro se vio en un armario junto al desconocido, realmente muy cerca y sintiendo como todo su cuerpo se estremecía al sentir el aliento que chocaba contra sus propios labios… olía tan bien, tan delicioso y conocido… sus ojos se tornaron de un rojo intenso al percibir el olor de la sangre y aferro las manos en el – si… esperar…

Apoyo la frente un poco en el pecho del mayor, mirando de lado hacia la puerta, queriendo que los que estaban fuera se largaran, y a la vez no, pues extrañamente, el estar cerca del otro le sentaba bien… - me llamo Henry…- susurro muy débilmente, sin apartar la mirada de donde la tenía, ni separarse ni un momento de él.

Veía por el espacio del armario, esperando que no se acercaran al armario, lo abrace para que no sintiera preocupación y estuviera tranquilo, frote mis manos sobre su espalda dándole afecto, dejando que se quedara apegado a mí, cerrando los ojos dejándome llevar por el aroma que percibía en su cabello

- ¿Te llamas Henry?... Es un hermoso nombre -dije sonriendo, sin movernos de nuestra posición

- Yo me llamo Changmin -murmure solo para nosotros, estar cerca de él me hizo querer protegerlo... son sentimientos que no había sentido antes. Escuchaba como hablaban las personas de fuera mientras acariciaba su cabello, rodeando su cintura con su otra mano

- ya se estan retirando -dije al ver como salian de la habitacion, mire a ese travieso chico, tomandole la mano para despues abrir el armario y ayudarle a salir

- tranquilo, sera mejor salir -aun tomaba su mano y con cuidado me dije qu eno hubiera nadie, jalandolo levemente para salir de ahi, juntandonos con otro grupo de gente, riendo un poco junto on el, habia sido una locura terminar en un armario con alguien mas es algo que casi no pasa

- ¿te gustaria salir a comer o ir a otro sitio? -pregunte curioso, simplemente tenia ganas de conocerlo mas, de estar mas tiempo con el... de una manera extraña siento como si lo conociera de hace tiempo

La cercanía con aquel sujeto le traía sentimientos familiares, como si una parte de él fuera similar a si mismo. Las manos que acariciaban su espalda le hicieron estremecer y sintió una terrible necesidad de morderlo, de hacerse con algo de él, aunque no sabía que cosa. Escucho su pregunta casi susurrante, volvió la mirada hacia arriba y esbozo una amplia sonrisa, asintiendo, pero sin hacer mucho movimiento para no delatarse en aquella posición.

Mucho gusto, Changmin – comentó divertido, apoyando de nuevo el rostro en su pecho, cerrando los ojos y quedándose así unos momentos. Quien era él?  ¿Por qué le sujetaba de aquella forma tan íntima y podía sentir como entre ellos dos crecía un vínculo invisible?... por Dios, acababan de conocerse,  y le sentía como un viejo amigo, alguien que ya había conocido hacía mucho tiempo.

Depende de a donde me llevaras a caminar… - comento aun con la voz baja, hasta que sintió que la presencia humana desaparecía de la cercanía y abrió la puerta del armario, sonriendo algo sonrojado al separarse del mayor – vivo con mi abuela, y no puedo llegar tarde a casa… así que puede ser un paseo corto… si quieres…

- ¿vive con tu abuelita? -sabia que tenia esa personalidad de niño maduro pero eso me gustaba, que fuera simplemente el, sonrei

- No preocuparemos a tu abuelita... -toma su mano, fijando mi mirada a sus ojos bellos ojos que transmiten tanta pureza

- Henry travieso, caminemos hacia  tu casa por el camino largo, no quiero causarte problemas y tampoco que te causen problemas alguien mientras vas a casa -dije seguro, caminando fuera dle lugar sin soltarlo, sintiendo como se sostenia fuerte de mi. Quiero protegerlo, cuidarlo, ¿porque? no lo se, solo mis instintos, mi corazon, mi cuerpo quieren tenerlo cerca.

El tiempo pasaba rapido al caminar a su lado, los rayos de sol intermitentes y debiles, los cuales son los únicos que ahora mismo te proporcionan algo de calor, abrace al menor quien comenzo a soplar su mano libre para calentarla, aunue me veria caminar raro, no queria que pasar frio

- ¿aun sientes mucho frio?

Algo en la personalidad del mayor le hacía simplemente confiar en él, era algo curioso, pero le gustaba. Le gustaba alguien que acababa de conocer apenas unos minutos, con el que se había encerrado en un closet para no ser descubiertos…

Henry estaba a punto de perder la cabeza.

Si, vivo con ella, desde pequeño, cuando mi madre murió, ella fue quien me cuido – comento tranquilamente mientras salían caminando del lugar, observo a todos lados y negó – si voy a casa ahora, no creo que haya problemas – una amplia sonrisa, de esas que iluminan hasta los ojos, se dibujó en el rostro del más pequeño. Ese muchacho no era un humano, desde allí la afinidad que sentía para con él, sumado a esa gentileza con la que le hablaba… aunque para muchos pareciese extraño, a él le parecía… adorable.

Un leve sonrojo se apodero de su rostro al sentir el abrazo, levanto los labios en un gesto de ansiedad pero se controló. ¿Qué pensaría su madre de él, dejándose abrazar por un extraño?... Henry no era un chico fácil, pero aun así no lo alejo – no… ya no hace mucho frio, gracias… vamos por allá – señalo levantando un dedo, indicando una calle transitada – es el camino a mi casa – comento suavemente, guidando al mayor por las calles adoquinadas.

Camine en direccion donde indica el menor, aun abrazandolo y perdiendome en el aroma de su cabello, era calido, espero verlo de nuevo

- Asi que a pesar de vivir con tu abuela, aun asi eres travieso -lo dije porque entro a una habitacion prohibida y nos conocimos, dischoso el momento de conocerlo

- ¿no se enojara tu abuela porque vaya contigo? -dije al pensar que diria, despues de todo una madre aun ve pequeño a su hijo a pesar de estar creciendo... Extraño mi familia, este chico me ha hecho revivir algunas cosas y mas la principal. Toque mi cuello en donde esta mi mordida, la que me convirtio en vampiro.

- ¿eh?, ¿que? oh, oh si la veo -dije, me distraje tantos en mis pensamientos que se me olvido que venia caminando con este dulce niño, tan travieso, tan unico. Llegamos a su casa la cual no perdio tiempo en entrar muy contento.

Me recordaba a mi antiguo hogar tan calido y con alguien que me esperba, me causa nostalgia pero a la vez felicidad, Henry hizo recordarme parte de mi. Se sorprenderia en saber cuantos años tengo en realidad. Al presentarme a su dulce abuelita hice una vania y bese su mano con caballerosidad

- El gusto es mio, Henry no dejo de mencionar que es como su madre y es buena abuela a pesar de ser un niño travieso -rei un poco, puesto a que ya lo tenia fijo con esa palabra, solo vi como lo negaba y su dulce abuela reia

La compañía era agradable, no lo podía negar. Caminar por las calles de su nuevo hogar nunca había sido tan ameno como con aquel chico que lo abrazaba protectoramente. Por momentos se sentía sonrojar, más que nada cuando otras personas los observaban, y no era que se avergonzara, si no que no estaba acostumbrado a caminar tan cerca con alguien y menos con alguien que acababa de conocer.

Era extraña esa afinidad que sentía con él, no solo por la evidente atracción física, si no por algo mas - y que haces tú en esta ciudad? a que te dedicas? - poco a poco se fueron acercando a la casa - yaaaa... no soy tan travieso... solo un poco curioso... - una suave sonrisa se dibujó en  su rostro, de esas que hacían que incluso se viera más pequeño de lo que en realidad era.

Como si tuviera una alarma que se  activaba cuando regresaba, su abuela abrió la puerta, sonriendo aunque el la conocía bien, y estaba preocupada - ya llegue, perdón por la tardanza  -  se alejó un poco del abrazo bajo la mirada inquisidora de la mujer - abuela, él es Max.

Unos minutos incomodos en los que los mayores se examinaron y el sentía un poco de nervios, finalmente se terminaron cuando la mujer hablo - no tardes en entrar... mucho gusto Max...

Gracias por acompañarme... - susurro cuando su abuela entrecerró la puerta - mañana debo ir al colegio... pero si quieres... podemos vernos en la noche donde hoy nos encontramos... - susurro con la voz temblorosa y acercándose a dar un pequeño beso en su mejilla, para luego caminar hacia atrás, aun mirándolo y mordiéndose el labio - hasta la próxima... - abrió la puerta y entro hasta perderlo de vista.