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Título de trama
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Espacio libre
[Privado|Caliel] The sweet Angel and the girl of the night Miér Ago 06, 2014 9:22 amJulia V.[Akasha]
Invitado
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Las nubes se deslizaban lentas, lamiendo el cielo en su proceso. Estaban muy negras y había un montón de aves sobrevolando la mansión. No era algo usual. IU tubo el presentimiento de que algo estaba por suceder. Era de esos presentimientos que tenía de vez en cuando y de los que no le cabía duda alguna de que eran completamente ciertos. Era algo más que presentir que iba a ocurrir algo, era saberlo.
Se encontraba apoyada en el alféizar de la ventana, desde donde podía observar bien todo el paisaje y a al vez controlar la entrada. De alguna forma sabía que tenía que ver con la entrada. Al igual se trataba de la llegada de alguien más a la mansión. No sería la primera vez que tenía esas sensaciones extrañas, a pesar de que no llevaba mucho tiempo, había aprendido que cada uno de ellos transmitía una energía diferente y podían captarla entre ellos.
Sabía que una extraña presencia se acercaba a la mansión. Deseó que llegara antes de que comenzara a llover. No quería tener que limpiar charcos de agua que dejara ir el recién llegado. Efectivamente, al poco rato, vio una figura acercarse a la mansión y dirigirse a la entrada. JiEun sonrió, le pareció que era una chico jovencito.
Decidió dirigirse a la puerta y esperarle ahí para cuando picara a la puerta. Mientras esperaba decidió colocarse el pelo detrás de la oreja y a la vez se balanceaba de un lado a otro, nerviosa. Siempre se ponía nerviosa cuando debía conocer a alguien nuevo, pero como sabía cómo tratar con la gente con una buena sonrisa, le habían pedido que se encargara de recibir a los nuevos.
Se encontraba apoyada en el alféizar de la ventana, desde donde podía observar bien todo el paisaje y a al vez controlar la entrada. De alguna forma sabía que tenía que ver con la entrada. Al igual se trataba de la llegada de alguien más a la mansión. No sería la primera vez que tenía esas sensaciones extrañas, a pesar de que no llevaba mucho tiempo, había aprendido que cada uno de ellos transmitía una energía diferente y podían captarla entre ellos.
Sabía que una extraña presencia se acercaba a la mansión. Deseó que llegara antes de que comenzara a llover. No quería tener que limpiar charcos de agua que dejara ir el recién llegado. Efectivamente, al poco rato, vio una figura acercarse a la mansión y dirigirse a la entrada. JiEun sonrió, le pareció que era una chico jovencito.
Decidió dirigirse a la puerta y esperarle ahí para cuando picara a la puerta. Mientras esperaba decidió colocarse el pelo detrás de la oreja y a la vez se balanceaba de un lado a otro, nerviosa. Siempre se ponía nerviosa cuando debía conocer a alguien nuevo, pero como sabía cómo tratar con la gente con una buena sonrisa, le habían pedido que se encargara de recibir a los nuevos.
Maekkar [Henry]
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en donde haya fiesta~
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22/06/2013
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No sabía bien a que se debía el encanto de esa ciudad, pero se hallaba caminando por las angostas y viejas calles hacía más de dos horas. No sabía que estaba buscando, pero definitivamente algo le llamaba, como una necesidad imperiosa que le llevaba de lugar en lugar. Había dejado a su abuela en casa, descansando de la gripe que había cogido por el día de lluvia y por qué la mujer odiaba los automóviles y ese día había decidido caminar. Debió quedarse con ella, pero Henry era aventurero por naturaleza, le gustaba conocer las ciudades a las que su abuela lo arrastraba, al menos un poco antes de volver a trasladarse.
Tenía una idea de lo que su abuela buscaba, y el mismo quería saberlo, su origen, el porqué de la desmedida fuerza que ahora poseía y que con la edad iba aumentando. Si tenía algo de malo, él lo ignoraba, solo quería saber la fuente de tal cosa. Y entonces sin saber porque, se detuvo frente a una vieja mansión. Sus ojos se clavaron en la estructura, algo muy fuerte le llamaba a entrar… algo le gritaba que tocara la puerta, y en ese momento un aguacero se dejó caer, como si el cielo mismo lo empujara a buscar refugio en ese lugar, así que con grandes zancadas, cruzo la calle y se cubrió bajo el techo de la entrada.
Tal vez parecía una locura, probablemente alguien le abriría, le diría algo en un idioma no muy conocido para él, y lo mandaría al carajo sin más. Aun así, su mano toco la pesada puerta de madera, y al hacerlo, un estremecimiento recorrió todo su cuerpo. Se sentía como estar en casa. Dos golpes, y espero… por lo que fuera a suceder.
Tenía una idea de lo que su abuela buscaba, y el mismo quería saberlo, su origen, el porqué de la desmedida fuerza que ahora poseía y que con la edad iba aumentando. Si tenía algo de malo, él lo ignoraba, solo quería saber la fuente de tal cosa. Y entonces sin saber porque, se detuvo frente a una vieja mansión. Sus ojos se clavaron en la estructura, algo muy fuerte le llamaba a entrar… algo le gritaba que tocara la puerta, y en ese momento un aguacero se dejó caer, como si el cielo mismo lo empujara a buscar refugio en ese lugar, así que con grandes zancadas, cruzo la calle y se cubrió bajo el techo de la entrada.
Tal vez parecía una locura, probablemente alguien le abriría, le diría algo en un idioma no muy conocido para él, y lo mandaría al carajo sin más. Aun así, su mano toco la pesada puerta de madera, y al hacerlo, un estremecimiento recorrió todo su cuerpo. Se sentía como estar en casa. Dos golpes, y espero… por lo que fuera a suceder.
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Efectivamente, IU escuchó al poco rato el sonido de alguien picando a la puerta. Se dirigió lentamente hacia ella y miró por la pequeña ranura circular. Era un chico joven, de cara aniñada y mofletes redondos. La ternura embargó a JiEun sólo verle. Sonrió levemente y abrió la puerta. Se quedó en el umbral de la misma observando al muchacho unos escuetos segundos hasta que habló.
—Bienvenido a La Mansión—dijo JiEun de buen humor—. Me llamo Lee JiEun y soy la encargada de recibir a los nuevos a La Mansión.
Abrió más la puerta. Estaba segura de que era uno de ellos. De lo que sea que fuesen; no sabía si él sabría algo acerca de su naturaleza no humana, pero estaba claro que aquello que presentía de su persona no era de una presencia cualquiera, era muy parecida a la de todos ahí, pero con algo diferente que no sabría descifrar.
JIiEun supo que debía zambullirse en los libros de la biblioteca de la ciudad en cuanto antes mejor, no podía pasar el resto de su vida sin saber lo que era y menos porque presentía que algo no estaba muy bien. Algo podía pasar en cualquier momento, y ella debía estar preparada para afrontar lo que fuera, sobre todo, preparada para proteger a su hermana de cualquiera peligro.
—¿Cómo te llamas y qué te ha traído aquí, exactamente?—preguntó JiEun, curiosa. Se preguntaba si tal vez hubiera venido de la misma forma que ella y su hermana, atraída por una extraña fuerza que las llamaba. Tal vez fuera algo que sucedía a cualquiera de ellos.
—Bienvenido a La Mansión—dijo JiEun de buen humor—. Me llamo Lee JiEun y soy la encargada de recibir a los nuevos a La Mansión.
Abrió más la puerta. Estaba segura de que era uno de ellos. De lo que sea que fuesen; no sabía si él sabría algo acerca de su naturaleza no humana, pero estaba claro que aquello que presentía de su persona no era de una presencia cualquiera, era muy parecida a la de todos ahí, pero con algo diferente que no sabría descifrar.
JIiEun supo que debía zambullirse en los libros de la biblioteca de la ciudad en cuanto antes mejor, no podía pasar el resto de su vida sin saber lo que era y menos porque presentía que algo no estaba muy bien. Algo podía pasar en cualquier momento, y ella debía estar preparada para afrontar lo que fuera, sobre todo, preparada para proteger a su hermana de cualquiera peligro.
—¿Cómo te llamas y qué te ha traído aquí, exactamente?—preguntó JiEun, curiosa. Se preguntaba si tal vez hubiera venido de la misma forma que ella y su hermana, atraída por una extraña fuerza que las llamaba. Tal vez fuera algo que sucedía a cualquiera de ellos.
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La chica que abrió la puerta era muy bonita, oriental, como el, y eso, sumado a una extraña sensación de familiaridad, le hizo sentirse muy cómodo. Ella le examino, justo como el a ella y cuando lo invito a pasar, de jy buena gana lo hizo, no quería mojarse y además quería saber qué era eso que sentía, lo que le había empujado hasta esa casa. Una vez dentro, y que la puerta se cerró tras él, observo el amplio recibidor, definitivamente las casas europeas eran magnificas, y un suave aroma a hogar se sentía en el ambiente – hola, soy Henry… ¿Qué es esto de la mansión? – pregunto curioso, por un momento pensó en alguna casa de estudiantes o algo así, por aquello de que ella recibía a los nuevos, aunque sabía que no era así.
Medito muy buen la pregunta, ¿Cómo decirle que una sensación le había llevado hasta la puerta? Además del aguacero, o si esas dos cosas se habían confabulado para que ahora, en ese momento, estuviera dentro de la “mansión” – Salí a caminar y de repente empezó a llover, no quería mojarme y… parecía un buen lugar… - susurro lo último, como si ella pudiera tomarle a loco.
Parecían que no había nadie más en la casa, pero que a la vez, muchos ojos le observaban, por lo que se empezó a sentir incomodo, extraño – dime, ¿Qué es este lugar? ¿Quién eres tú?... tu… eres como yo? – la miro con curiosidad, levantando una ceja y estirando el cuello hacia ella, una suave sonrisa se dibujaba en su rostro, pues de alguna forma, sabía que la respuesta era correcta.
Medito muy buen la pregunta, ¿Cómo decirle que una sensación le había llevado hasta la puerta? Además del aguacero, o si esas dos cosas se habían confabulado para que ahora, en ese momento, estuviera dentro de la “mansión” – Salí a caminar y de repente empezó a llover, no quería mojarme y… parecía un buen lugar… - susurro lo último, como si ella pudiera tomarle a loco.
Parecían que no había nadie más en la casa, pero que a la vez, muchos ojos le observaban, por lo que se empezó a sentir incomodo, extraño – dime, ¿Qué es este lugar? ¿Quién eres tú?... tu… eres como yo? – la miro con curiosidad, levantando una ceja y estirando el cuello hacia ella, una suave sonrisa se dibujaba en su rostro, pues de alguna forma, sabía que la respuesta era correcta.
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JiEun escuchó su explicación con un poco de decepción… ¿sólo eso? Bueno, puede que sí hubiera sido extraño que ella y Astrid hubieran encontrado el lugar de aquella forma. Sonrió ampliamente cuando le escuchó preguntar con cara extrañada. Se acercó a pasos lentos y quedó unos segundos quieta mientras le observaba atentamente.
—Sí, estoy muy segura de ello. ¿Pero sabes lo que somos?—inquirió, con curiosidad, a pesar de que sabía de que su pregunta podía parecer un poco imprudente. JiEun negó un poco con la cabeza y se giró, para guiarle hacia el interior, pero se dio cuenta de que no le había dicho que la siguiera, así que se dio la vuelta y se lo quedó mirando unos segundos, para luego levantar la mano haciéndole señas—. Ven, vayamos a la cocina y ahí hablaremos tranquilamente mientras comemos alguna cosa—Se tocó el estómago y esbozó una sonrisa abierta—. No sé tú, pero yo estoy hambrienta.
Se dirigió hacia la cocina, y recordó lo acontecido el día anterior en ella. No sabía qué eran, pero de seguro, fuera lo que fuera, no podía tratarse de algo muy bueno, sabiendo que habían otros seres mágicos sobre la tierra, eso la dejaba a ella y a su hermana en una incertidumbre peligrosa. ¿Qué les depararía el futuro? ¿Saldrían vivas de ello? Si no sabían siquiera ni qué poderes tenían con certeza, ni cómo los podrían usar… ni contra qué seres deberían usarlos… Miró a Henry.
—Bueno, parece que vienes de muy lejos, ¿eres nuevo en la ciudad?—se interesó JiEun, mientras le señalaba una silla para que se sentara.
—Sí, estoy muy segura de ello. ¿Pero sabes lo que somos?—inquirió, con curiosidad, a pesar de que sabía de que su pregunta podía parecer un poco imprudente. JiEun negó un poco con la cabeza y se giró, para guiarle hacia el interior, pero se dio cuenta de que no le había dicho que la siguiera, así que se dio la vuelta y se lo quedó mirando unos segundos, para luego levantar la mano haciéndole señas—. Ven, vayamos a la cocina y ahí hablaremos tranquilamente mientras comemos alguna cosa—Se tocó el estómago y esbozó una sonrisa abierta—. No sé tú, pero yo estoy hambrienta.
Se dirigió hacia la cocina, y recordó lo acontecido el día anterior en ella. No sabía qué eran, pero de seguro, fuera lo que fuera, no podía tratarse de algo muy bueno, sabiendo que habían otros seres mágicos sobre la tierra, eso la dejaba a ella y a su hermana en una incertidumbre peligrosa. ¿Qué les depararía el futuro? ¿Saldrían vivas de ello? Si no sabían siquiera ni qué poderes tenían con certeza, ni cómo los podrían usar… ni contra qué seres deberían usarlos… Miró a Henry.
—Bueno, parece que vienes de muy lejos, ¿eres nuevo en la ciudad?—se interesó JiEun, mientras le señalaba una silla para que se sentara.
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¿Saber lo que eran? Lo único que se había repetido toda su vida era que era un chico raro, todos se lo decían, aunque no por mal, ya que Henry de alguna forma siempre había ejercido una fascinación entre su grupo de amigos, no le costaba trabajo adaptarse ni sobresalir, pero no lo hacía por mal, sino porque así era él. Su abuela siempre le decía que su talento un día lo iba a meter en problemas, aunque esperaba que ese día aun estuviera lejos, aunque no tenía miedo de ello, prefería no darle malos ratos a la mujer. La chica era muy bonita, no iba a negarlo, estar cerca de ella le hacía sentir muy cómodo, tla vez fuera también por el efecto de la mansión… - ¿somos raros? Yo no lo se, siempre he sido… diferente… - Henry no había tenido ninguna instrucción en sus habilidades, menos en su condición, o lo que eso significase – no tengo mucha hambre, pero si tu preparas algo, yo me lo como – comento sonriente, de repente era como si la conociera de toda la vida y la siguió a través del corredor.
Una vez entraron en la cocina, observo con detenimiento a la chica – ¿necesitas ayuda? – Pregunto, pero justo en ese momento ella también comento algo y asintió, recargándose en la pared, junto a un mueble – pues llegue hace como un mes con mi abuela, ella siempre está haciendo que nos mudemos por razones que no me quiere decir aun – se cruzó de brazos y entrecerró los ojos - ¿sabes hacer hot cakes? – por alguna razón, ese platillo siempre había sido su favorito desde que era un pequeño niño, le gustaba mucho.
¿Quiénes más viven aquí? Somos muchos? – tenia ansias de conocer más gente como el, o parecidos, quería saber que en realidad no era el único en el mundo, pues nunca se había encontrado a mas como el.
Una vez entraron en la cocina, observo con detenimiento a la chica – ¿necesitas ayuda? – Pregunto, pero justo en ese momento ella también comento algo y asintió, recargándose en la pared, junto a un mueble – pues llegue hace como un mes con mi abuela, ella siempre está haciendo que nos mudemos por razones que no me quiere decir aun – se cruzó de brazos y entrecerró los ojos - ¿sabes hacer hot cakes? – por alguna razón, ese platillo siempre había sido su favorito desde que era un pequeño niño, le gustaba mucho.
¿Quiénes más viven aquí? Somos muchos? – tenia ansias de conocer más gente como el, o parecidos, quería saber que en realidad no era el único en el mundo, pues nunca se había encontrado a mas como el.
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JiEun sonrió tiernamente y asintió cuando le escuchaba.
—Ah, no, tranquilo, no necesito ayuda—respondió. El chico acababa de llegar, y ella no quería hacerle trabajar. Ojalá supiera ya lo que era y pudiera comunicárselo, le encantaría poder ayudarle, le resultaba alguien muy simpático. —¿Hot Cakes? ¡Claro! Siempre hago para Astrid, y aunque yo no soy muy fan de comer cosas dulces, los Hot Cakes no se me resisten.—Sonrió y se dirigió a la despensa para sacar los ingredientes necesarios.
—La verdad es que es algo difícil, saber que eres algo pero no saber qué es...—Hizo una mueca mientras comenzaba a preparar los ingredientes en la batidora para hacer la masa del Hot Cake—. Pero no creo que tardemos en saberlo, algo me dice que pronto sabremos lo que somos, y pase lo que pase, aquí siempre serás bien recibido.—Se dio la vuelta al acabar de batir los ingredientes y se sentó en la mesa, para hablar con más tranquilidad.
—Para serte sincera, yo vine aquí con mi hermana para buscar respuestas, y de momento hemos descubierto que hay más seres extraños sobre la tierra. No sabemos que son y sin embargo ya estoy temblando—Rió—. La masa estará lista en 30 minutos, ¿qué te parece si hablamos de cosas que nos hayan pasado? La verdad es que me resulta curioso, eres la primera persona con la que me estoy atreviendo a hablar de esto, a parte de mi hermana, claro, pero mi hermana no cuenta porque siempre la he tenido ahí.—Sonrió.
—Yo una vez estaba en el instituto y había unos chicos que molestaban a mis amigas, fui a ayudarlas y en cuanto empujé a uno de los muchachos, me sentí muy fuerte. El chico acabó 5 metros lejos, ¡5 metros! Todos se me quedaron mirando raro, incluso mis amigas, pero nadie volvió a meterse con ellas.
La verdad es que ese recuerdo le traía más sonrisas que otra cosa. Al menos aquello que les hacía especiales, les servía de algo, si en aquella ocasión no hubiera pasado aquello, quién sabe cómo habría acabado.
—Seguro que a ti también te han pasado cosas como esas, ¿no?
—Ah, no, tranquilo, no necesito ayuda—respondió. El chico acababa de llegar, y ella no quería hacerle trabajar. Ojalá supiera ya lo que era y pudiera comunicárselo, le encantaría poder ayudarle, le resultaba alguien muy simpático. —¿Hot Cakes? ¡Claro! Siempre hago para Astrid, y aunque yo no soy muy fan de comer cosas dulces, los Hot Cakes no se me resisten.—Sonrió y se dirigió a la despensa para sacar los ingredientes necesarios.
—La verdad es que es algo difícil, saber que eres algo pero no saber qué es...—Hizo una mueca mientras comenzaba a preparar los ingredientes en la batidora para hacer la masa del Hot Cake—. Pero no creo que tardemos en saberlo, algo me dice que pronto sabremos lo que somos, y pase lo que pase, aquí siempre serás bien recibido.—Se dio la vuelta al acabar de batir los ingredientes y se sentó en la mesa, para hablar con más tranquilidad.
—Para serte sincera, yo vine aquí con mi hermana para buscar respuestas, y de momento hemos descubierto que hay más seres extraños sobre la tierra. No sabemos que son y sin embargo ya estoy temblando—Rió—. La masa estará lista en 30 minutos, ¿qué te parece si hablamos de cosas que nos hayan pasado? La verdad es que me resulta curioso, eres la primera persona con la que me estoy atreviendo a hablar de esto, a parte de mi hermana, claro, pero mi hermana no cuenta porque siempre la he tenido ahí.—Sonrió.
—Yo una vez estaba en el instituto y había unos chicos que molestaban a mis amigas, fui a ayudarlas y en cuanto empujé a uno de los muchachos, me sentí muy fuerte. El chico acabó 5 metros lejos, ¡5 metros! Todos se me quedaron mirando raro, incluso mis amigas, pero nadie volvió a meterse con ellas.
La verdad es que ese recuerdo le traía más sonrisas que otra cosa. Al menos aquello que les hacía especiales, les servía de algo, si en aquella ocasión no hubiera pasado aquello, quién sabe cómo habría acabado.
—Seguro que a ti también te han pasado cosas como esas, ¿no?
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¡Qué bueno! Porque yo amo comer hot cakes, así que si te salen ricos, vendré a comer aquí más seguido – de pronto se encontró hablando con la chica como si fueran grandes y viejos amigos - ¿Quién es Astrid? – pregunto con curiosidad mientras la observaba como preparaba la mezcla y escucho con atención su anécdota, algo común para gente como ellos, fueran lo que fueran.
Parecía que la fuerza aumentada era algo que tenían en común, pues Henry siempre se caracterizaba por ser alguien que sobresalía en los deportes, por su gran agilidad y fuerza, aunque no fue sino hasta después que se empezó a preguntar de donde venía todo eso realmente.
Cuando tenía 15 años, el auto de mi abuela cayó en un gran hoyo, estaba lloviendo y nadie pasaba cerca, así que tuve que salir a empujar o buscar ayuda, mi vieja – una suave risa broto de sus labios, amaba llamarla así, era su apodo de cariño – ella no podía salir, porque llovía muy fuerte, y el hoyo se estaba llenando de agua, así que jale el auto yo solo… - le mostro sus brazos, en ellos había músculos, aunque no los que se necesitan para sacar un auto de un hoyo de dos metros – no se cómo fue, y no me lo pregunte hasta después, pero creo que tiene que ver con mi padre, y él tuvo algo que ver… con la muerte de mi madre - Henry no sabía que su padre había sido un vampiro, y que gracias a este, su magnetismo social siempre lo había hecho un chico popular, tenía un cierto encanto malévolo, aunque el chico siempre sonreía con esa ternura y sinceridad de siempre - Supongo que los que habitan esta casa, deben saber cosas sobre seres como nosotros, ¿no? – Se acomodó frente a ella y apoyo la barbilla en su mano, observándola – eres muy bonita, ¿tu hermana es tan linda como tú? – sus ojos se entrecerraron al esbozar una amplia sonrisa, decía la verdad, la chica tenía un encanto más allá de su bonito rostro, le hacía sentirse cómodo – ¿hay más en este momento que nosotros dos? Me gustaría conocerlos a todos – asintió con suavidad.
Por mucho le gustaría quedarse en ese lugar, aun sin conocer a los demás en su caso de haberlos, pero no podía dejar sola a su abuela, le debía todo a esa mujer y no podía simplemente dejarla, y sabía que estando en ese lugar, no se sentiría a gusto por completo. Aunque Henry amaba a esa mujer, dentro de sí siempre estaba ese lado egoísta y grosero, que cada tanto buscaba salir a flote, y que siempre lograba meterle en problemas, cuando la sangre le hervía y no podía controlar sus impulsos.
Parecía que la fuerza aumentada era algo que tenían en común, pues Henry siempre se caracterizaba por ser alguien que sobresalía en los deportes, por su gran agilidad y fuerza, aunque no fue sino hasta después que se empezó a preguntar de donde venía todo eso realmente.
Cuando tenía 15 años, el auto de mi abuela cayó en un gran hoyo, estaba lloviendo y nadie pasaba cerca, así que tuve que salir a empujar o buscar ayuda, mi vieja – una suave risa broto de sus labios, amaba llamarla así, era su apodo de cariño – ella no podía salir, porque llovía muy fuerte, y el hoyo se estaba llenando de agua, así que jale el auto yo solo… - le mostro sus brazos, en ellos había músculos, aunque no los que se necesitan para sacar un auto de un hoyo de dos metros – no se cómo fue, y no me lo pregunte hasta después, pero creo que tiene que ver con mi padre, y él tuvo algo que ver… con la muerte de mi madre - Henry no sabía que su padre había sido un vampiro, y que gracias a este, su magnetismo social siempre lo había hecho un chico popular, tenía un cierto encanto malévolo, aunque el chico siempre sonreía con esa ternura y sinceridad de siempre - Supongo que los que habitan esta casa, deben saber cosas sobre seres como nosotros, ¿no? – Se acomodó frente a ella y apoyo la barbilla en su mano, observándola – eres muy bonita, ¿tu hermana es tan linda como tú? – sus ojos se entrecerraron al esbozar una amplia sonrisa, decía la verdad, la chica tenía un encanto más allá de su bonito rostro, le hacía sentirse cómodo – ¿hay más en este momento que nosotros dos? Me gustaría conocerlos a todos – asintió con suavidad.
Por mucho le gustaría quedarse en ese lugar, aun sin conocer a los demás en su caso de haberlos, pero no podía dejar sola a su abuela, le debía todo a esa mujer y no podía simplemente dejarla, y sabía que estando en ese lugar, no se sentiría a gusto por completo. Aunque Henry amaba a esa mujer, dentro de sí siempre estaba ese lado egoísta y grosero, que cada tanto buscaba salir a flote, y que siempre lograba meterle en problemas, cuando la sangre le hervía y no podía controlar sus impulsos.
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JiEun sonrió cuanod le preguntó quién era Astrid.
—Es mi hermana... Es una chica muy dulce, aunque algo hiperactiva en ocasiones, te la presentaré algún día; es muy buena niña—Rió un poco cuando el chico dijo que iría ahí a comer en más ocasiones—. Por supuesto, no te cortes—Rió—. Siempre que quieras puedes autoinvitarte, yo por lo general estoy aquí todas las tardes, trabajo por la mañana.
JiEun escuchó la historia de Henry muy interesada y sonrió con él cuando llamó a su abuela por aquél apodo cariñoso. Luego entristeció un poco al escuchar lo de su madre y su padre.
—Vaya... ¿eres huerfano de madre? Yo y Astrid... taambién somos huerfanas, de padre y madre...—Le puso la mano sobre la suya, de forma cariñosa—. Mis padres... los perdí de una forma desagradable—Sí, sabía muy bien que había sido algo supernatural lo que los había matado. Retiró la mano de la suya, tras unos suaves golpecitos en el dorso de la mano—. Pero bueno, lo importante son las personas que nos quedan vivas al lado, y yo cada día me alegro más de tener a mi hermana conmigo y tú, parece ser que tienes a tu abuela.
—Creo que sí, aunque aún no he tenido la oportunidad de hablar con ninguno de ellos, pero sé que estan por la mansión y creo que saben cosas. Tal vez te podrías pasar algún día y probar suerte con alguno de ellos. —Dijo, y miró el reloj que tenía en la encimera de la cocina, sorprendiéndose en cuanto la halagó de aquella forma. Sus mejillas se tiñieron de un color rosado muy suave y se puso el pelo detrás de la oreja, haciendo acto su tic de cuando estaba nerviosa—. Emm.. gra-gracias... Mi hermana es mucho más linda que yo, ponga lo que se ponga, le queda estupendo—Sonrió, tratando de alejar la incomodidad que se había instalado en su cuerpo. La hacía avergonzarse que le dijeran esas cosas, no era algo que se diera muy a menudo, pero parecía que últimamente todo el mundo le decía cosas bonitas.—Ahora mismo me parece que está vacía, al menos a esta hora suele estarlo. Al ser Domingo aprovechan el día de fiesta para salir.
JiEun se levantó y se puso a acabar los hotcakes, ya habían pasado los 30 minutos. Le dio forma a la masa y los puso sobre la bandeja, seguidamente los metió en el horno. Mientras trabajaba no se dio cuenta, pero estaba entonando una canción con tranquilidad. Luego se volvió a sentar.
—¡En 10 minutos podremos deborar unos deliciosos hot cakes!—Dijo, con una gran sonrisa.—Emm.. Y cuéntame algo de tí... No sé, ¿si estudias, trabajas...? ¡Oh, cierto! ¿Qué edad tienes? Pareces muy joven, al menos tu cara me lo indica. Tienes unas mejillas muy adorables, por cierto—Se rió—Dan ganas de apretujarlas—Se rió de nuevo, cubriéndose la boca con una mano.—Te contaré un poco de mí. Yo tengo 25 años y estudié Bellas Artes, y ahora hace unos días que logré un trabajo de Ilustradora en la Editorial que hay en la ciudad. No es un trabajo fantástico, pero me gusta y me da dinero para viv...—Un fuerte sonido que había fuera de La mansión, distrajo a JiEun de la charla. Parecían fuertes golpes, se levantó y miró por la ventana, pero no le pareció ver nada raro—. Mmm.. qué raro—Rió un poco—. A veces pasan estas cosas en la ciudad; desde que he llegado he notado cosas extrañas como estas.—El horno sonó y se dio la vuelta para sacar los hot cakes y acabarlos de preparar.
Lo puso en platos y le dio uno a Henry y otro lo puso en sus sitio. Le pasó cubiertos, una servilleta y un vaso, y se dirigió a la nevera, sacó varios refrescos y agua y los puso sobre la mesa—. ¿Qué prefieres beber? Escoge lo que quieras.—Fue a buscar el plato grande con varios hot cakes y lo dejó en el centro de la mesa, para que cogiera más si le aptecían. Ella sólo solía tomar uno y ya se quedaba llena; luego se sentó y empezó a comer su hotcake.
—Es mi hermana... Es una chica muy dulce, aunque algo hiperactiva en ocasiones, te la presentaré algún día; es muy buena niña—Rió un poco cuando el chico dijo que iría ahí a comer en más ocasiones—. Por supuesto, no te cortes—Rió—. Siempre que quieras puedes autoinvitarte, yo por lo general estoy aquí todas las tardes, trabajo por la mañana.
JiEun escuchó la historia de Henry muy interesada y sonrió con él cuando llamó a su abuela por aquél apodo cariñoso. Luego entristeció un poco al escuchar lo de su madre y su padre.
—Vaya... ¿eres huerfano de madre? Yo y Astrid... taambién somos huerfanas, de padre y madre...—Le puso la mano sobre la suya, de forma cariñosa—. Mis padres... los perdí de una forma desagradable—Sí, sabía muy bien que había sido algo supernatural lo que los había matado. Retiró la mano de la suya, tras unos suaves golpecitos en el dorso de la mano—. Pero bueno, lo importante son las personas que nos quedan vivas al lado, y yo cada día me alegro más de tener a mi hermana conmigo y tú, parece ser que tienes a tu abuela.
—Creo que sí, aunque aún no he tenido la oportunidad de hablar con ninguno de ellos, pero sé que estan por la mansión y creo que saben cosas. Tal vez te podrías pasar algún día y probar suerte con alguno de ellos. —Dijo, y miró el reloj que tenía en la encimera de la cocina, sorprendiéndose en cuanto la halagó de aquella forma. Sus mejillas se tiñieron de un color rosado muy suave y se puso el pelo detrás de la oreja, haciendo acto su tic de cuando estaba nerviosa—. Emm.. gra-gracias... Mi hermana es mucho más linda que yo, ponga lo que se ponga, le queda estupendo—Sonrió, tratando de alejar la incomodidad que se había instalado en su cuerpo. La hacía avergonzarse que le dijeran esas cosas, no era algo que se diera muy a menudo, pero parecía que últimamente todo el mundo le decía cosas bonitas.—Ahora mismo me parece que está vacía, al menos a esta hora suele estarlo. Al ser Domingo aprovechan el día de fiesta para salir.
JiEun se levantó y se puso a acabar los hotcakes, ya habían pasado los 30 minutos. Le dio forma a la masa y los puso sobre la bandeja, seguidamente los metió en el horno. Mientras trabajaba no se dio cuenta, pero estaba entonando una canción con tranquilidad. Luego se volvió a sentar.
—¡En 10 minutos podremos deborar unos deliciosos hot cakes!—Dijo, con una gran sonrisa.—Emm.. Y cuéntame algo de tí... No sé, ¿si estudias, trabajas...? ¡Oh, cierto! ¿Qué edad tienes? Pareces muy joven, al menos tu cara me lo indica. Tienes unas mejillas muy adorables, por cierto—Se rió—Dan ganas de apretujarlas—Se rió de nuevo, cubriéndose la boca con una mano.—Te contaré un poco de mí. Yo tengo 25 años y estudié Bellas Artes, y ahora hace unos días que logré un trabajo de Ilustradora en la Editorial que hay en la ciudad. No es un trabajo fantástico, pero me gusta y me da dinero para viv...—Un fuerte sonido que había fuera de La mansión, distrajo a JiEun de la charla. Parecían fuertes golpes, se levantó y miró por la ventana, pero no le pareció ver nada raro—. Mmm.. qué raro—Rió un poco—. A veces pasan estas cosas en la ciudad; desde que he llegado he notado cosas extrañas como estas.—El horno sonó y se dio la vuelta para sacar los hot cakes y acabarlos de preparar.
Lo puso en platos y le dio uno a Henry y otro lo puso en sus sitio. Le pasó cubiertos, una servilleta y un vaso, y se dirigió a la nevera, sacó varios refrescos y agua y los puso sobre la mesa—. ¿Qué prefieres beber? Escoge lo que quieras.—Fue a buscar el plato grande con varios hot cakes y lo dejó en el centro de la mesa, para que cogiera más si le aptecían. Ella sólo solía tomar uno y ya se quedaba llena; luego se sentó y empezó a comer su hotcake.
Maekkar [Henry]
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juguetón
La conversación entre ambos chicos se tornó agradable, aunque por unos minutos, el tema se volvió algo triste y pesado. Si, Henry era huérfano de madre, y por el simple hecho de no haber conocido a su padre, entonces también se consideraba huérfano de figura paterna. Sin embargo, una intensa curiosidad creció en el al escuchar sobre Astrid, debía ser interesante conocer a la hermana menor de JiEun, por la forma en que la describía, parecía ser una excelente persona. Se colocó las manos sobre las mejillas, era algo común que le quisieran apretujar de esa forma, aunque el no entendía muy bien el porqué, las chicas e incluso algunos chicos les gustaba hacerlo – tengo 22 años, noona – sonrió ya que hacía mucho que no llamaba así a nadie, pues en los lugares donde había vivido, no era común.
Era una buena compañía, no había duda de eso, y de alguna forma quería quedarse en ese lugar, vivir allí, pero estaba seguro que su abuela no lo encontraría divertido, estar entre muchos chicos…
El sonido del horno lo alejo de sus pensamientos, vio como Ji se levantaba y preparaba los hot cakes, regresando con dos platos, uno para cada quien y los ojos se le iluminaron cual niño pequeño. Amaba los hot cakes en toda la extensión de la palabra.
Gracias! Estoy seguro que te quedaron deliciosos, un poco de juego está bien si no es molestia – pero ya después de hacerle algo de comer, lo de la bebida no parecía algo grande, la observó mientras empezaba a comer e hizo lo mismo.
De repente se sintió como si fueran amigos de toda la vida, ¿sería el efecto de ese lugar? Estaba seguro que mucha cosas podían revelarse, y el estaría allí cuando eso sucediese.
Era una buena compañía, no había duda de eso, y de alguna forma quería quedarse en ese lugar, vivir allí, pero estaba seguro que su abuela no lo encontraría divertido, estar entre muchos chicos…
El sonido del horno lo alejo de sus pensamientos, vio como Ji se levantaba y preparaba los hot cakes, regresando con dos platos, uno para cada quien y los ojos se le iluminaron cual niño pequeño. Amaba los hot cakes en toda la extensión de la palabra.
Gracias! Estoy seguro que te quedaron deliciosos, un poco de juego está bien si no es molestia – pero ya después de hacerle algo de comer, lo de la bebida no parecía algo grande, la observó mientras empezaba a comer e hizo lo mismo.
De repente se sintió como si fueran amigos de toda la vida, ¿sería el efecto de ese lugar? Estaba seguro que mucha cosas podían revelarse, y el estaría allí cuando eso sucediese.
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