La respiración pesada se hacía evidente por cada paso que daba, llevaba mucho tiempo corriendo, tanto que ya había perdido la noción del tiempo que llevaba en movimiento. Escapaba de algo inevitable, de algo que no podía detener por más que corriera, porque las raíces del asunto penetraban su sangre con el poder y la firmeza de un legado. Huía de las emociones que la perseguían, no podía sentirse muy feliz o muy triste porque aquello la hacía vibrar con fuerza y el temor a transformarse en la bestia que la había dominado la primera vez era grande. Sus pasos la llevaban entre los callejones de la ciudad donde intentaba esconderse en el caso que lo necesitara, ¿debería buscar algo con qué atarse? No deseaba volver a viajar, su vida no podía ser dominada por un secreto heredado de un hombre que si no estaba muerto la había abandonado.

Ante este último pensamiento su cuerpo tembló entre la ira y la desesperación, por lo que en un intento evidentemente inútil aferró sus manos a sus brazos en un abrazo que debería contener emociones. Todo esto sin dejar de correr. La ciudad se le hacía eterna, los faroles que la iluminaban a aquellas horas de la noche le parecían casi acogedores de no ser por el estado en el que se encontraba, perdida era poca descripción.

Se detuvo por unos momentos al ver que había llegado a los canales que yacían con toda tranquilidad, el sonido de las corrientes la tranquilizaron un poco y por fin pudo darse el lujo de respirar. Inhaló con gran necesidad y exhaló lentamente, repitiendo muchas veces las acciones en el mismo orden, ya con eso se sentía mucho mejor y su cuerpo se había relajado.- No es necesario dejarse llevar por pensamientos, todo está bien –Se dijo a sí misma en voz alta mientras se sentaba al borde del canal sin desviar la vista de los movimientos del misterioso líquido, no sabía exactamente cómo transformarse o si podía tomar el control de la bestia que dormía en ella, lo que sí sabía es que debían haber más como ella, lo sentía en su piel, casi como si los rayos de luna se lo estuviesen diciendo en aquel preciso momento.

Freya:

Reuniones... trabajo... fotografías... trabajo... más reuniones... más trabajo... La semana para el macho era mucho más aburrido y le estaba cansando más rápido de lo que pensaba. Definitivamente necesitaba distraerse en otro lugar antes de que lanzara a alguien por la ventana del edificio donde en ese momento estaba, ya había soportado más de 3 horas de reunión de las cuales sólo había escuchado 1 hora puesto que eran demasiadas cosas de tratar y se había pasado las otras 2 durmiendo. No le importaba lo que pensaban los demás jefes por sus comportamientos aniñados, después de todo, jugar con un PSP en media reunión y gritar de vez en cuando "¡Kratos tenías que saltar, no morir!" ya era bastante extraño viniendo de un adulto casi tan alto como una puerta y tan musculoso como un caballo. Al cansarse de estar ahí, tomó un pedazo de papel, una pluma y escribió algo antes de entregárselo a su secretario. Limpió y acomodó sus ropas para levantarse para hacer una reverencia antes de salir del edificio a paso de gacela, siempre elegante para no levantar sospechas de huida, aunque su asistente ya tenía a plena certeza que esas letras que decían: "Ya vuelvo, voy al baño.", en realidad significaban un gran: "Me voy."

Mentiría si es que dijera que Alek es el ser más ubicado del planeta, se pierde con mucha facilidad y esta vez no iba a ser la excepción. A tan solo 25 minutos de su escape, no tenía ni más ínfima idea de dónde estaba, sin embargo, no le importaba; en sus manos ya tenía lo que estaba deseando por tanto tiempo... 4 botellas de vodka con sabor a frutos del bosque.- "Quién diría que acá venden esto..." - Dijo contento al abrir una botella y probar el contenido. El resultado fue maravilloso, estaba realmente extasiado con los sabores y las sensaciones que le provocaban el agua espirituosa en su paladar. Tanto llego a ser su gusto por la bebida que de sus labios salieron algo muy parecido a un gemido carnal, obteniendo algunas miradas curiosas.- "!Benditos sean los rusos y los polacos en su lucha por quién hace el meor vodka!... Oh... Bon soir." -Saludaba a todas las personas que lo observaban mientras caminaba a rumbo desconocido, bueno por lo menos no tan desconocido. Recordaba que había un canal de agua de camino a su apartamento en el centro, así que se juntó o más que pudo a la orilla y comenzó a caminar, no sabía muy bien si estaba en la dirección correcta o si quiera si ese era el canal correcto empero siguió con la  botella en la mano.-  "Y sin tu sonriiiiiiiiiiiiiiisa se irá el sol de la mañana, te llorarán las campanas cada domingo a las doce después, después de la misa..." - Canturreaba una canción que de niño escuchaba muy seguido antes de cada almuerzo en sus ya lejanas vacaciones en Sudamérica. Ahora se encontraba feliz, pues era libre y quería festejar aunque esté solo y felizmente, sin su hermana que andaba estudiando en otro país.

A lo lejos puedo notar una fina silueta junto al canal, no podía equivocarse. Podía confundir todo en la vida pero nunca podría equivocarse con la silueta de una mujer... una mujer que miraba pensativa el líquido que fluía. No le tomó mucho tiempo para decidir ir hasta ella con intensiones de armar una conversa, no obstante, mientras más se acercaba a ella, pudo sentir un olor extraño a su nariz que se le hacía conocido. Ella era una de las suyas y tal parecía que no estaba en sus mejores momentos, pues podía sentir un aura de cierto desespero alrededor de la hembra. Así que silenciosamente se colocó al lado y simular mirar al mismo punto que ella.- "Sobre la superficie de una corriente rápida es imposible distinguir los reflejos, tanto próximos como lejanos; aunque el agua no sea turbia, aunque la espuma no la cubra, la constante oscilación de la corriente, el inquieto burbujear del agua hacen que los reflejos sean deformes, imprecisos, incomprensibles..." - Ahora se encontraba justo al lado con apenas unos centímetros lejos de ella para que no se sintiese invadida, ya que, sabía muy bien que las lobas a veces no podían ser muy amables que digamos y no quería ser enviado al hospital por causa de una de ellas... otra vez.- "En toda la Amazonia dicen que damas jóvenes no deben acercarse por mucho tiempo al río o una bestia llamada --Bufeo colorado-- se las llevará al fondo de sus dominios para convertirlas en sus reinas." - Hablaba con voz tenue pero lo suficientemente alto para que ella lo escuchara.- "Cuando me acerqué a ver mi reflejo en las aguas del Amazonas, me dí cuenta que lo que había escuchado solo es una media verdad... el agua es un arma son mucho filo y así como puede ser amorosa, también puede ser peligrosa y muy aparadora... puedes relajarte al mirarla o al escucharla, sin embargo, si le prestas mucha atención, dominará tus sentidos y caerás en ella hasta llevarse el último soplo de aire que queda en tus pulmones para llenarte de su propia ausencia..." - Giró lentamente la cabeza para mirarla y sonreírle amablemente.- "Mi nombre es Aleksandr, ¿cuál es el tuyo, lobita?" -Dijo sin ninguna vergüenza pues no podía evitar sentir tanta curiosidad sobre ella. ¿De dónde venía? ¿Por qué estaba sola? ¿Se había perdido? ¿La estaban persiguiendo? De cualquier forma todo debía comenzar por una instancia fácil como presentarse. Además, ¿qué tan seguido se veía a una hembra de su raza? Bueno sin contar a su hermana claro está. Aquella era una oportunidad maravillosa para conocer.-

Alekleklek: