A esas alturas del día las farolas a los costados del canal eran lo único que proporcionaba algo de luz a aquella oscura zona. El reflejo de los arboles y algunas edificaciones alrededor de las aguas se dejaban ver con claridad mientras una suave brisa fría inundaba el lugar provocando una sutil corriente. Al parecer sería una noche tranquila o al menos gozaría de cierta calma.

Los pasos del demonio resonaban con suavidad al chocar la suela de sus zapatos sobre los pedruscos del camino mientras los cascos que llevaba puestos evitaban que cualquier sonido llegase hasta sus oídos, la música iba alta, tanto que si estabas lo suficientemente cerca, claramente podrías alcanzar a oír aquella melodía que escuchaba en esos instantes. El celular en su bolsillo estaba reproduciendo la carpeta de aquel grupo por el cual tenía gusto, aquel tipo de música había llamado su atención y especialmente la letra de las canciones de aquellos sujetos en particular. Su camino no estaba definido realmente, simplemente se estaba dejando llevar por sus pies, tenía todo lo que quedaba del día y no tenía absolutamente nada que hacer, desde hace unos días acá que los trabajos escaseaban y no era que no hubiera gente que matar, aquellos individuos poco útiles pululaban como cucarachas en un cuarto oscuro, más tampoco podía ir matando a diestras y siniestra como se le pegara la reverenda gana, debía controlarse al menos un poco.

Sin mayor prisa llevó su diestra hasta uno de sus bolsillos sacando una pequeña esfera de color oscuro la cual se llevó a la boca sin dejar de avanzar tarareando a ratos la melodía que escuchaba y otras dejando salir sin más, una que otra linea de la letra.- "Shake shake shake on the floor....take take take take me lower... "-A veces se preguntaba que hacía... que camino estaba tomando, si la venganza le serviría de algo para apaciguar su agitado y resentido corazón, otras pensaba que ni siquiera valía la pena atormentarse con aquello y que lo mejor simplemente sería seguir desenmascarando aquellos mundanos y patéticos seres que se habían vuelto, al menos antes sus ojos, los humanos.

Tras algunos segundos llegó al puente que atravesaba el canal y se acercó a una de las orillas apoyando sus brazos en el pequeño muro de piedra mientras jugaba con el caramelo en su boca, enrollándolo despacio con su lengua mientras se dedicaba a mirar el reflejo propio en las claras aguas del canal.

No tenía sueño. Carajos que no, y por más que rodaba en la cama no lograba pescar ni una sola oveja que le ayudara a cerrar los ojos y sufrir esa pequeña muerte, hasta que totalmente irritado, molesto y fastidiado, se levantó de la cama, se puso una chaqueta deportiva, sus tenis, tomo sus llaves, bajo a la primera planta en total silencio para no despertar a su abuela, y salió a andar por las calles de la ciudad.

Henry no era un busca pleitos, se puso sus audífonos y camino con las manos en los bolsillos por aproximadamente 3 calles hasta llegar a los canales. Una goma de mascar en su boca le daba un aspecto aún más joven, colocándolo en una posición algo peligrosa a esa hora de la noche, pero a él no le importaba, sabía que debajo de todo eso, tenía ciertas habilidades que le ayudaban a ponerse a salvo en segundos.

musica:

El viento soplaba tranquilo, aunque jugaba con su cabello, frio como solo podía sentirse en Europa en esa temporada. Adoraba aquella vieja ciudad, con sus edificios altos y callejones oscuros y tenebrosos. Tal vez nunca supiera quien era su padre, pero valdría la pena desentrañar misterios de la ciudad en el intento de hacerlo.

Finalmente sus pies le llevaron a una calle junto al canal y a lo lejos un puente, donde un chico se encontraba apoyado en la barda, mirando la oscuridad de las aguas que circulaban debajo. No supo si debía acercarse, ¿Quién en su sano juicio andaba merodeando a esa hora?... bueno, él lo hacía, así que no debía ser malo que el desconocido también lo hiciera.

Despacio para no alarmarlo, se acercó hasta el pie del puente, donde espero saludándole con una mano, una gran sonrisa y la goma de mascar en la otra mano que mantenía junto a la pierna.

Sus ojos se entrecerraron cuando se dibujo una sonrisa mas amplia en su rostro, al ver como el desconocido quitaba sus audífonos para escucharle, aunque aun no decía nada, pero al ver el gesto, se atrevió a acercarse lentamente.

Hola - comento con un tono animado a pesar de la hora, parecía que no había estado peleando en la cama para poder dormirse y que apenas era de tarde cuando en realidad era de madrugada, no entendía muy bien como funcionaba su cuerpo en esos días, pues en los últimos meses se le hacia mas difícil conciliar el sueño en la noche que en el día. Termino de acercarse, dejando una distancia prudente entre ambos y recargándose también en el muro del puente - ¿tampoco puedes dormir?.

La noche se volvía mas fría, y el amanecer aun se encontraba lejano, en los callejones de la ciudad no se escucha ni un ruido, apenas y era perceptible el sonido del agua de los canales golpeando contra los muros que las contenían.

Observo bien al muchacho, sus rasgos eran finos aunque serios, se le veía una potencia escondida que tal vez fuera parte de ese magnetismo que le obligo a acercarse aun sin conocerle. Llevó sus manos a la chaqueta, resguardándolas del frio - me llamo Henry - le extendió una mano con una barra de chocolate que había comprado esa mañana, y que pensó que el desconocido aprovecharía mejor.

Vives en la ciudad? - volvió a hablar, esta vez girando el cuerpo hacia el, aunque aun sin desaparecer la poca distancia entre los dos.

Le agradaba. Era algo raro en alguien que recién conocía, y del que se podía esperar lo que fuese, por la hora de la noche en la que andaba paseando. Sin embargo a Henry no le provoco rechazo ni miedo, aunque el prácticamente vivía sin miedo, sino todo lo contrario y más cuando le vio comer el chocolate de la misma forma en que él lo comía. Con ganas. Una sutil sonrisa se dibujó en sus labios y ladeo la cabeza mientras lo escuchaba – oh, ya veo, bueno, a mí me cuesta más dormir últimamente, pero supongo que debo acostumbrarme – se encogió de hombros y se limitó a recargarse más en la barda del puente.

Seguramente era extraño, muy extraño conversar con alguien desconocido a esa hora de la noche, pero era mucho mejor que estar dando vueltas en la cama, pensando en que hacer o tratando de dormir. Tomo un pequeño caramelo y lo puso en su boca, mirando nuevamente al chico.

Bueno, yo llevo unos meses apenas y he andado de vago por todos lados, es una ciudad muy genial – asintió con seguridad casi infantil, esa que le caracterizaba cuando no estaba en problemas o en bares, que no era muy seguido – yo llegué aquí con mi abuela, pero ella no tiene problemas para dormir, ronca como un tren, creo que la culpare de mi insomnio…

Amaba a su abuela, pero siempre se había caracterizado por tener una forma de hablar que parecía a veces grosera, otras, graciosa – y a que te dedicas? Digo, para andar vagando en la noche, supongo que no tienes que trabajar o ir a la escuela en la mañana.