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Kim JaeWook

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Lun Feb 10, 2014 12:57 pm
Qué es la muerte, si no el comienzo de otra vida...

"Las horas pasaban y la noche cayó sobre la ciudad de Bruja. Un lugar lleno de misterios y sobre todo, lleno de oscuridad. El sol había abandonado el cielo y la luna reinaba. La luna, madre de todos los seres oscuros que caminan bajo el manto negro de la noche y que buscan saciar sus necesidades, sus deseos, su lujuria y pasión. En la noche se esconden y mueven seres horribles, seres mortales y seres dedicados a la seducción.

¿Quién soy?... la respuesta depende a quién se la preguntes... unos dirán que el último descendiente de una rica y antigua familia, los Dracoi. Otros dirán que un joven extranjero que despilfarra su fortuna en bares y clubes. Otros más dirán que soy un casanova, que va seduciendo hombres y mujeres a su paso. Pero los únicos que tiene la verdad en sus palabras, son aquellos que no pueden hablar, aquellos que han muerto producto de mi abrazo, aquellos a los que he dado una noche de pasión a cambio de sus almas, de su sangre, de su vida. Soy... un sin fin de cosas, soy lo que quieras que sea. Soy un strigoi... soy un vampiro... soy lo que más has deseado en el mundo".

Jaewook dejó su diario personal en el gabinete de su estudio. Esa noche su melancolía le llevó a escribir un pequeño relato sobre su naturaleza, su soledad y su oscuridad. Bruja le parecía ya un lugar sin magia. Un sin fin de lugares, seres y momentos que no tenían sentido, que no tenían futuro. Era como estar atrapado en una dimensión paralela y de la que no podía escapar. Pero sabía que era mentira, pues el mundo no era como lo veía. Era simplemente una excusa a su falta de humor para ir y cazar a algunas presas, era una excusa a su falta de animo y soledad crónica que lo debilitaba y a la que estaba dejando ganar.

Pero algo en esa noche le hizo tener un destello de lucidez. Se duchó, dejando pulcro el sensual cuerpo que conservaba, una mascara atractiva de 25 años, que sin duda no ocultaba lo profundo de sus ojos, que contaban los 300 que había vivido hasta la fecha. Su cabello en una coleta, un traje hecho a medida, una gabardina negra, zapatos limpios y la cigarrera en la bolsa. Si, estaba listo. Esa noche rompería su circulo vicioso de melancolía y sin pensarlo dos veces, subió a su mercedes negro para dirigirse a la zona de bares de la "aldea" en la que habitaba.

No tardó mucho en llegar,  el ruido, las luces... Necesitaba encontrar un lugar ideal. Necesitaba sentir el calor de otro cuerpo, enredarse entre las piernas desnudas de una bella mujer o un atractivo jovencito ... y beber... beber esa sangre caliente que llenaría de color sus pálidas mejillas. Sin tardar, escogió un bello bar, iluminado con luces tenues, con jazz ambientando el espacio y con hombres y mujeres que bebían sin prestar atención. Se dirigió a la barra y se sentó, ordenando un Wisky seco. Esperaría un poco, hasta que alguien llamara su atención lo suficiente y en ese momento... dejaría de jugar, para ir tras esa persona con suerte.
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Sáb Feb 22, 2014 3:10 am
En un delicado sofá con detalles de una antigua época que anhelaban regresar a un pasado sin retorno, el delicado cuerpo de aquella elegante mujer de la que muchos se preguntaban en el momento. Aspecto extranjero, una piel que podría ser tan tierna y clara como la leche, cómo también podría ser del color bronceado o canela a causa del sol. Sus dedos con suavidad de paseaban por aquella prenda de satín que vestía su cuerpo, un delicado color plata perlado  que se deslizaba por la terneza de su piel. Sus largos cabellos que rozaban hasta su cintura y cubría sus desnudos hombros, le hacían una mujer delicada a visión de otros. ¿Tendría ella alguna razón por estar allí esta noche? Una pregunta que prefería dejara en ascuas, lo que si haría era dar una pequeña presentación o repertorio con su amado instrumento como lo era el Cello. Acomodó su anatomía por sobre aquellos mullidos cojines, esperando el momento en la llamasen y diese un buen espectáculo.

Sus pies al descender hasta el suelo, las frías corrientes eléctricas viajaron a su cuerpo hasta llegar a la parte de atrás de su nuca, le faltaba un pequeño detalle como un par de zapatos, que dieron justo al clavo para su indumentaria. Humedeció sus labios con la punta de su lengua, levantando su cuerpo frente a un espejo. El vestido que cargaba puesto, era lo suficientemente como para moverse con elegancia. Namie era una mujer educada, de modales… O por lo menos así se mostraba a la percepción del cualquier humano o ser de otra naturaleza. Caminó luego del espejo hacia la ventana, estirando sus manos hasta poder tocar el vidrio de la ventana, era un ambiente agradable. Se preguntaba que habría de acontecer en dicho lugar. En ningún momento, sus labios cambiaron de forma, manteniendo un semblante de enigmas.

Siguió deslizándose por aquel lugar hasta divisar con cuidado, estudiando cada detalle de su instrumento de madera fina como lo era con el Cello. Era uno de los objetos más preciados para aquella mujer… La música que reproducía era una que no sólo se explicaba con palabras, porque no bastaban… Se hacía más con hechos. Entrecerró la mirada, oyendo algunos pasos que se acercaban a la puerta; los contó hasta un “tres” enseguida que habían tocado su cuerpo.- Srta. Amuro, su presentación está por comenzar. ¿Está lista?- La dama, envolvió con sus dedos el mástil del instrumento para abrir la puerta. Realizó una grácil venía para quien le había llamado. Salió de la puesta sin pronunciar palabra alguna.

El escenario no estaba muy lejos, un ambiente agradable, de buena música y además de buenos vinos y otros licores; sin embargo, también en aquel lugar se podría encontrar gente realmente interesante. El presentador anunciaba su entrada, la cual hizo siempre con finura hasta llegar a la silla que había pedido. Repitió la misma venía para con el público, tomando asiento y colocando con cautela el instrumento entre sus piernas. Un movimiento coqueto pero modesto, puesto que gracias a sus años, ser una persona sensual, sexy o atractiva no implicaba quitarse  la ropa o llamar la atención. A veces, con pequeños gestos se podría captar la atención de los demás.

Así, las lucen se dirigieron a ella, observando a cada uno a sus ojos para volver estos hacia la cuerdas y finalmente cerrarlos, comenzando con su primera canción de la noche…

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Kim JaeWook

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Dom Feb 23, 2014 1:15 am
Los sonidos y compases de la música llegaban a sus oídos y llenaban sus sentidos, al punto de hacerle perder la noción del tiempo, del lugar y del espacio que estaba ocupando. La melancolía de las piezas de Jazz que acompañaban la velada le hacían sentir envuelto en una atmósfera como de ensueño, en el que no existía la realidad y solamente estaba la música. Las voces ajenas, se susurraban, las copas, las gargantas bebiendo y el aire lleno de olor a cigarrillo. Era todo tan humano y tan ireal al mismo tiempo. El vampiro se encontraba embriagado con esos olores y sonidos tan humanos, tan seductores, tan necesarios. El vivía de las emociones, de los deseos, era la encarnación perfecta de los oscuros deseos de cada ser humano, pues todos buscaban la eternidad... todos gritaban por aquello que les hiciera ser eternos... ingenuos, pues no sabían lo que deseaban.

Se despidió de la barra, tomando la copa de ron entre sus manos, no bebía, solo simulaba hacerlo... después de 300 años, el único sabor que le provocaba placer y satisfacción era la sangre. Miró a su alrededor... hombres y mujeres jugando a la seducción, dejando en esa noche el alma, dejando en ese bar su espíritu... si tal vez supieran que entre ellos caminaba la muerte, probablemente no desgastarían sus energías en nimiedades... como la peliroja que seducía al cantinero para que le de más vino... o el hombre de cabello negro que deseaba desnudar y mancillar el cuerpo de aquella mujer atractiva, que en ese momento tenía sus ojos en JaeWook. El inmortal sonreía suavemente, pues uno de aquellos probablemente moriría entre sus brazos esa noche.

Tomó su lugar en una mesa para dos, justo frente al escenario del bar. Era un lugar elegante y pronto descubriría que uno de sus mayores atractivos estaba por comenzar. Las luces se apagaron y en medio del escenario apareció una mujer... una chica joven que parecía ser una muñeca viva, hermosa y perfecta como sacada de un cuadro de Miguel Ángel. La observó, sin poder apartar la mirada de su hermoso semblante. La miró acomodarse, abrazar el instrumento y comenzar a acariciarlo, como si de la espalda de su amante se tratara. Los ojos del inmortal permanecieron en ella, no se movía, no parpadeaba... pues no quería perderse la frescura de las notas, la expresión serena de ese rostro de muñeca. Cada detalle era importante y parecía que en ese momento solo estaban los dos y la melodía que interpretaba, era como una cuerda a la realidad, la música es vida, la vida es sangre... y todo lo que el inmortal quería era sentirse vivo.

Y la hermosa querubín que tocaba una melodía celestial le estaba recordando como era eso... la vida.


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Dom Feb 23, 2014 3:02 pm
Las suaves y exquisitas notas empezaban a escudriñar en sus propios sentidos, la música no era sólo música; más que eso, era pasión. En sí, aquella mujer jovial de gran atractivo no había desarrollado mejor que la pasión por el arte, la música clásica en sí; cómo si anhelase vivir en los tiempos en que tales delicias del sonido se habían creado por primera vez en el mundo. Los parpados de ellas se había mantenido cerrados parcialmente en el tiempo que ella tocaba. Sus propias manos se deslizaban en el instrumento como si fuese su más amado, era un éxtasis que ni el mejor de los diccionarios se pudiese encontrar una palabra perfecta a lo que su cuerpo, su alma y espíritu sentían en ese momento.

En determinado momento había percibido como las miradas de los clientes se habían quedado fijos en ella, pero había una en especial que hasta la chica misma pudo sentir siendo un humano. Así, de forma lenta y sin prisa fue abriendo sus ojos directamente al joven de atractivo parecer, semblante masculino y educado, de aires fríos y misteriosos como si detrás de sus ojos hubiese una historia que contar. Namie había desarrollado una habilidad debido a su trabajo, de ver más allá o más bien leer la mirada de cualquier persona. Por alguna razón, sospechaba que aquel hombre no era un simple humano.

Fue atenuando las notas sin apartar su mirada sobre aquel quien le observaba, ella no mostró expresión alguna, sus facciones siempre fueron serenas como la de una muñeca de porcelana. Las ovaciones en seguida se comenzaron a escuchar a su alrededor, apartando con cuidado el instrumento de sus piernas para levantarse y agradecer con un gesto corporal. Al igual que su espectáculo las luces bajaban su luminosidad, hasta dejar parcialmente obscuro el escenario, segundos que ella utilizó para apartar la silla y permanecer de pie, en lo que la orquesta se acomodaba en a sus espaldas; había una canción más que presentar. Parpadeó sumisa, humedeciendo sus labios con delicadeza. Finalmente, tomó un micrófono, dando paso a la elegancia de su seductora y calma voz.- Es un placer tener a un público tan interesante esta noche… La música, no es música si no hay pasión en ella, aquella que recorre todo tu cuerpo hasta llegar a aquel desenlace que explota en el mismo.- Pausó el habla, volviendo nuevamente su vista a quien su atención había llamado.- Tras un semblante gélido como las más frías noche de invierno, en tu mirada se esconden más secretos de lo que pueda decir. Misterios, historias e intenciones se van más allá a lo que tus labios puedan expresar. Personaje extraño que luce como los demás, más tras esa apariencia hay algo más…- Nadie sabía para quienes eran tales palabras pues Namie sabía perfectamente como ocultarlas.- Disfruten…

Alejó el micrófono de sus labios, dando entrada a la última canción de la noche, intensa con intensión de explotar el calor entre instrumentos, como el tango jamás escuchado. Y a medida que se desarrollase la canción, ella bailaría con su cello acorde a las notas y emoción.

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Kim JaeWook

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Miér Feb 26, 2014 4:30 pm

La música era hermosa, podía transportarse a los bailes a los que asistió acompañando a la mujer que le hizo un hijo de la noche. Recordaba los olores, las texturas y los sabores del vino, la comida, la piel contra sus labios.. la sangre. Los ojos del inmortal se cerraron solo unos segundos, dejando que sus fantasías lo llevaran a un lugar muy profundo en su interior, un lugar que se encontraba dormido y que despertaba de apoco, con cada nota musical que la hermosa muñeca interpretaba.

Sus labios carnosos y bien formados se separaron, permitiendo que su sinhueso los relamiera, despacio, degustando un sabor etérico, que mermaba toda su razón y llegaba a cada poro de su cuerpo. Suspiró, por mera costumbre y como expresión de su ensimismamiento, suspiró y sintió de nuevo los aromas. Esa hermosa criatura, de sangre caliente y angelical belleza, le hacía el amor con la música. JaeWook sabía que no era solo para él, pero en su mente, la querubín le estaba tocando con las notas que interpretaba.

Abrió sus ojos de nuevo y la observó, sus canicas castañas brillaban bajó la luz tenue del lugar, sus dedos jugaban sobre sus labios, pasando el pulgar por el inferior... realmente inmerso en cada nota y en cada gesto. La mujer se detuvo y comenzó hablar. Sus miradas se cruzaron y una suave sonrisa ladeada, se formó en sus bellos labios. Sabía que era para él, aquella frase, aquella mirada y sus palabras. Conocía sus secretos, sin siquiera tener idea clara sobre lo que decía, o al menos eso pensaba el vampiro.

La hermosa musa volvió a tocar y el joven inmortal se dejó llevar de nuevo. Un mesero se acercó y sonriendo le indicó que le dijera cuantas canciones más tocarían, el joven le dijo que era la última y se fue. Con una sonrisa se levantó cuando y desapareció de entre la multitud. Su intención no era dejar ir a ese ángel, por el contrario... sus pasos lo llevaron al camerino de la chica, deseaba un intercambio más intimo de opiniones. La esperaría y como un dulce amante, intentaría robarla, aunque fuera una sola noche.

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Vie Feb 28, 2014 12:32 am
La pieza se desenvolvía a la perfección, no tocaba por ovaciones sino por la pasión a la misma. El lugar, el ambiente que había tenido en aquel entonces se perdían más allá luego de que tan potentes notas se hiciesen sentir entre todos, y en especial en aquel que le había llamado su atención; cuestión que no siempre, o de hecho jamás ocurría en una mujer como ella. Namie no era una mujer de fácil asombros, puesto que lo poco que había vivido le habían enseñado a que no todo es lo que parecía. Un día como pudiese ser una delicada y exquisita música romántica o simplemente que pudiese penetrar tus poros, al otro pudiese ser la peor cosa o pesadilla que jamás se hubiese pensado tener. Así era la forma en como ella lo evaluaba. Y algo más, su curiosidad era mucha, no obstante no cualquier cosa pudiese atraer su mirada. ¿Quizás esa noche debía ser diferente? Sólo el transcurrir de la misma y el destino se encargarían de la persecución y el enlace.

Aquellos largos cabellos se perdían en sus movimientos, en todo tiempo sus ojos cerrados porque sabía bien reconocer lo sonidos que no eran propios del instrumento o la orquesta que estaba a su espalda. Ella misma había desarrollado una habilidad de estar alerta a todo lo que pudiese pasar a su alrededor. Llegando hacia las últimas notas de los instrumentos, los aplausos de los espectadores inundaron el lugar como si hubiesen visto la mejor presentación en toda su vida. No lo daba por seguro, pero si había algo que la mayoría de los músicos no tenía, era pasión y dedicación a lo que gustaban hacer. Volvió su mirar hacia donde aquel extraño que se había decidido pasear aquella noche, en aquel lugar pero desafortunadamente no estaba. No sintió nada en lo absoluto, puesto que la serenidad que la embargaba era completa. Una dama de emociones “frías” frente a una multitud.

Sin más que compartir, profirió una venía a quienes le aplaudían, bajando del escenario y decidiendo ir nuevamente a su camerino. Su caminar era suave, como el de un ángel y además la forma en la que lo hacía, con encanto y siempre acorde a la situación. Llevaba en su diestra el mástil del gran instrumento, y en su siniestra el arco con el que producía la música. Aquella mujer era algo enigmático, muchos la miraban y quedaban con dudas o preguntas. Y no es porque fuese su deseo ser así por intención, todo lo contrario. En frente a la puerta de su camerino, colocó una de sus manos en la manilla para llevarla hacia abajo y entrar. Pero antes, mencionó.- Me gustaría que nadie más me viniese a molestar. Deseo descansar, y no quiero interrupciones. Agradezco que en este piso no paseen.- Fue firme pero educada, escuchando como los trabajadores dejaba aquel gran pasillo. Su camerino estaba en un segundo piso.

Cerrando la puerta tras ella con seguro, reposó su instrumento en un soporte especial para ello. Estaba algo cansada, pero aun así no deseaba dormir. La imagen de aquel venía una y otra vez. Un perfume le llamó su atención, uno que no había percibido al entrar. Sin embargo, no se había dado cuenta de que aquel hombre osaría entrar a su estar privado.- ¿Quién anda allí?- Susurró en un bajo tono de voz.-
Kim JaeWook

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Jue Mar 06, 2014 11:47 am
El vampiro había entrado al camerino de su musa... el olor dulce parecía satinado con el aroma de la chica, su perfume, como si fueran flores, llenaron sus sentidos. Caminó por la habitación, pasando sus dedos sobre la joyería que ahí estaba, el espejo de mano llamó su atención. Lo sostuvo y se miró en él... tenía el rostro de un hombre joven, atractivo para ser honestos, con un aire de misterio y peligro en sus ojos. ¿Era eso lo que su ninfa vio?... El vampiro estaba seguro de que la hermosa muñeca se dirigió a él cuando hablo, el contacto visual entre ambos provocó que su cuerpo inmortal se erizara por completo, haciendo que sus recuerdos lo transportara a un momento en el que conocía todo y nada al mismo tiempo, se sintió vulnerable, como si esos ojos de princesa pudieran leer a través de su cuerpo.

Escuchó claramente como la chica llegó a la puerta de su camerino y se ocultó entre las sombras de la habitación. Fantaseo con tomarla, beberla, hacerla suya en más de una forma y hacerse uno con ese ser maravilloso que le había hechizado. Era su musa, su ninfa, su hechicera... todo aquello que una mujer puede ser de un hombre. El vampiro se había enamorado, pero no era un amor como el de los seres humanos. Pocos eran dignos de recibir el amor de un vampiro, pocos eran capaces de despertar esa clase de amor que solo un inmortal puede profesar.

La musa entró y sus palabras lo hicieron sonreír. El vampiro salió de entre las sombras, mirándola fijamente, con devoción y admiración- Solo soy un espía irrespetuoso, que no pudo resistirse a conocerla... Solo un admirador de la hermosa musa que eres y que desea intercambiar unas palabras, unos minutos... -Se dejó ver de entre las sombras, atractivo, seductor, con una media sonrisa que le hacía lucir aun más interesante y con ese semblante melancólico que era tan suyo. La observó, esperando su respuesta.  

[Libre] I see you in the dark Kim-jae-wook

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Vie Mar 07, 2014 1:01 am
Conocía perfectamente el ambiente de su camerino cuando no se encontraba nadie, sólo ella. Sin embargo, aquella presencia se hacía notar, más aun cuando ella no se caracterizaba por ser un humano “Común y corriente”. Sino más bien uno con quien se debía anda con cuidado, cautela… Como si de caricias al pétalo de una roza se tratase. La voz de aquel hombre de grandes misterios había recorrido toda su habitación, agradecida estaba de nadie estuviese por los alrededores del pasillo… Nadie tenía porque saber sobre una inesperada visita. Cruzó sus brazos con mucha delicadeza, paseando sus dedos por sobre la piel de su mentón hasta llegar a voltear su cuerpo, teniendo visión de a quien tenía allí. Habían cosas que quizás sólo con palabras no eran suficientes, más una mirada o un gesto corporal podría decirlo o hasta definir todo.-  Minutos… segundos ¿O eternidad?- La voz de aquella delicada dama se fue presentado mientras que comenzaba a caminar nuevamente.- Me parece osado de su parte, mi estimado invitado. No obstante, debo admitir que fue muy astuto de su parte. Nadie más se hubiese atrevido a tal cosa como aquella.

La ondeante forma de caminar de Namie, era evidente. Sin querer, aquella sensualidad que no tenía palabras, más gestos si lo expresaba.- A pesar de, me siento halagada en tener a un invitado que, llamó mi atención desde que entré al escenario a presentar mi primera canción.- Siguió sobre sus pasos, llegando precisamente hacia una mesa donde había variedad de bebidas finas. Ella no consumía cualquier cosa, en ese aspecto era bastante exquisita.- No sé si tenga sed o la ha saciado mientras disfrutaba de la presentación.- Tomó con cuidado la bandeja entre sus manos hasta llevarlo a la pequeña mesa en el medio de todo los muebles. Acomodó con agilidad hasta volver  a verle directamente a los ojos.- Por favor, si gusta tome asiento donde desee. Será mi invitado especial de esta noche, dicha que a nadie se la acepto. Pero hay excepciones ¿No es así?- Su forma de hablar era de porte de toda mujer de sociedad, refinada y prudente.

Tomó asiento en el mismo lugar donde había estado antes de salir a presentar, cruzando sus piernas con elegancia, mientras que tomaba una de las copas ya servidas.- Y dígame… ¿En qué le gustaría dialogar conmigo? – Llevó la copa de vidrió hasta sus labios, bebiendo un pequeño sorbo de este.- Pero antes que nada… ¿Me permite saber cuál es su nombre?- Su miraba lo detallaba con mucho cuidado, un aspecto enigmático y una mirada que decía más que mil palabras. Un admirador que tenía como que contar o bien demostrar.
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Vie Mar 07, 2014 6:15 pm

JaeWook la mirada, como se contempla a los imágenes de ninfas y diosas, entre sorprendido y ansioso, pues se sentía completamente fascinado por la belleza apabullante de aquella singular dama. Pero no era solamente eso, tenía algo más en ella que provocaba la curiosidad del vampiro. Sus movimientos eran elegantes y refinados, le recordaba tanto a la mujer que le hizo un vampiro, pero era diferente, pues la oscuridad del don siniestro no estaba en sus pupilas. La hermosa  le decía cosas que provocaron que el vampiro supusiera que ella sabía de lo que hablaba, pero no era tan confiado como para desenmascararse solo por que si. Su mirada se clavó en la joven y la siguió por la  habitación con la mirada.


La observó sentarse y caminó, acercándose a ella con cuidado, pero aun no lo suficientemente cerca, debía ser cuidadoso, pues no deseaba que la mujer se alarmara o sintiera amenazada. Sonrió cuando le ofreció algo de beber y nego -Ya he saciado mi sed... al menos de líquido, pero hay otro tipo de sed que solo puede saciar usted... pues muero de curiosidad de conocer su historia... de entender el cómo y el por qué es usted una musa -. Se quitó el saco que le acompañaba, revelando una camisa de seda color negro que afilaba su anatomía delgada pero masculina, sobre todo, sus hombros amplios  y fuerte espalda. Se sentó entonces frente a la mujer y sonriendo, la miró- Platicar contigo... algo me dice que cualquier cosa sería interesante... pero, para comenzar... tu nombre... no se si preste atención, debo decir que quede cautivado cuando comenzaste a acariciar el instrumento y lo anterior, simplemente se perdió en el tiempo-.

El aroma de la hermosa ninfa era aun más dulce de lo que se percibía de lejos, sus ojos, su mirada, sus labios como muñeca. JaeWook se sentía embrujado por tal belleza sin igual. Escuchó su pregunta su sonrió- Soy JaeWook Dragoi... el ultimo heredero de la familia Dragoi. Encantado en conocerla y me disculpo por no haberme presentado antes... -sonrió de lado, no por coqueteo o astucia, solo era su forma de sonreir. Durante muchos años, el vampiro estuvo lejos de todo ser vivo, pareciendo un fantasma en su hogar. Ahora, ese día que decidió regresar al mundo, había encontrado una ninfa hermosa que lo inspiraba, una musa y en ese cuarto decorado con belleza, no podía sentirse más vivo- Háblame de ti... hermosa Afrodita... ya tendré una eternidad para hablarte de mi... hoy simplemente gira a tu al rededor-.

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Dom Mar 09, 2014 12:09 am
La mirada de aquella mujer se dedicaba en conocer además de sus palabras, la  estructura general de su invitada. ¿De dónde había tanto atractivo? Aquel hombre era como decía ella “Un caso fascinante”, puesto que en todos sus años se había mantenido tras el trabajo o más bien el negocio que tenía. Namie no era una mujer que dejase que su verdad fuese revelada, y era por ello que era bastante reservada. Llevó con mucho cuidado el borde de aquella copa con brebaje vino tinto a sus labios, saciando la sed que su presentación le había causado. Entrecerró sus parpados para tomar un gran respiro, hasta volver a fijar su mirada en aquel extraño que se había sentado frente a ella.- ¿El por qué soy una musa?- Susurró en voz baja, emitiendo una profunda risa.- Es usted bastante interesante a base de lo que me pregunto, pero yo diría que ese tipo de respuesta lo sabe quién lo pregunta o me observa. La visión de cada quien son diferentes por igual. Quizás usted me vea de una majestuosa forma, como mis ojos lo ven de un enigmático aire. Cómo habrán otros que simplemente no les interesa o nos odien.- Pasando con mucho cuidado su propia lengua para repasar sus labios, echó su cuerpo hacia delante hasta depositar la copa en la mente.

Namie se acomodó nuevamente, volviendo una de sus manos hasta su propio mentón, acariciando este pensante.- Jae Wook Dragoi… Siento que he oído su nombre con anterioridad.- Asintió con un delicado movimiento de cabeza, causando que algunos cabellos se fuesen hasta cubrir por  completo uno de sus hombros.- No recuerdo si lo mencioné o lo dijeron, mi nombre es Namie Amuro y es un placer conocerlo, Sr. Dragoi o Jae Wook ¿Como prefiere?- Cómo toda fina mujer, extendió la diestra hacia él con la intención de estrechar su mano, saludando al estilo europeo. En sus belfos se dibujó otra sencilla sonrisa a sus palabras.- ¿Hablarle de mí? Sería como un libro de misterio con pistas difíciles de hallar. La única forma es jugando a encontrarlas. ¿Estaría dispuesto?- Elevó una de sus ceja, en clara señal que deseaba alguna respuesta, fuese positiva o negativa. Ese era una de sus habilidades, probar la capacidad que tenían sus invitados, aunque nunca permitía que la molestasen.

¿Una eternidad para hablarme de usted? Suena utópico como el mismo universo, él que guarda tantos misterios que ni el propio ser humano ha podido descubrir. Usted es eso para mí, un enigma o cajita que oculta cosas que jamás se espera.- Ella tendía a estudiar a los que estaban con ella, no era una mujer de fiar, más de palabras. Completamente sincera, expresaba lo que ella opinaba.- Estoy segura que, usted también tiene alguna historia tras esa mirada si no me equivoco.- Ella había visto cosas con anterioridad, pero eso no quería decir que no tuviese interés en saber quién era él.- Hagamos un trato. Cómo el juego que comenté, así podremos ser equitativos y hablar de cada uno.¿Le apetece? - Era astuta. Su vista clavada en los ojos de aquel caballero, peinó y acomodó sus cabellos hacia un lado haciendo notar su exquisita y tierna piel.- ¿Qué sería una conversación interesante sin algo de emoción?...
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Dom Mar 09, 2014 8:24 pm
La mirada de aquella mujer era intensa, penetrante y elegante. No había nada que pudiera hacerle pensar o creer que había algo de normal y común en ella. Su forma de moverse, su forma de mirar... ¿A caso no se daba cuenta de lo hermosa que era? La forma de mirarla era intensa, pero sin duda educada, contemplaba sus hermosos rasgos, su bella mítica y sobre todo, la sinceridad fluyendo de sus labios. -En eso concuerdo con usted... pero a mis ojos, es una musa, una ninfa que ha hecho vibrar mi apagado corazón... la forma en la que toca el instrumento es... -JaeWook se sonrió y negó- temo que diré algo que pueda ofenderle. pero es parecido a lo que hace una musa... usted y su música inspiran... hasta los corazones más fríos-.

Escuchó con atención su nombre y afirmó- Puede ser, pertenezco a una familia antigua de la ciudad... puede que en algún punto haya escuchado de nosotros, solo y simplemente una familia de tradición... de la que ahora, soy el único heredero... -su historia familia era conocida por la élite de la ciudad y al pasar de los años, se había encargado de que las dudas sobre su poderío sobre la familia Dragoi desaparecieran- Llameme JaeWook... cuando dicen mi apellido, siento que se refieren a mi padre... así que mi nombre esta bien... es un placer conocerla señorita Namie Amuro -con una sonrisa en su rostro, tomó la fina y blanca mano de la contraria, acercándola y dejando sobre el dorso de esa mano un beso, de una forma elegante y caballerosa, como estaba acostumbrando hacer. La suavidad de esa mano le hizo sonreír y la liberó dejándola sobre la mesa, buscando de nuevo esos ojos imponentes.

Las frases siguientes, su tono y el mensaje que tenían en ellas le hicieron sonreír y sentirse satisfecho por haber hecho una buena elección... acercarse a esa hermosa dama, conocerla, robarle esa noche y tal vez, muchas otras- Esa es una pregunta que simplemente debo contestar con un Si... irrumpí en este lugar y tener la oportunidad de conocerla, descubrir algunos secretos y perderme en su voz, es simplemente el premio a mi atrevimiento - luego sus palabras... ¿Estaba esa mujer segura de lo que decía?... en el interior de él, una pesadumbre se dejó caer... Si, no podía revelar más de la cuenta, la mujer frente a él era una humana... ¿Tenía derecho a romper su ilusión de un mundo seguro?...¿Cómo reaccionaría si supiera, que el ser frente a ella era un demonio que bebía sangre? -mis secretos por los suyos... si ese es el trato, estoy encantado y... -sacó un pañuelo de su saco, entregándoselo- una ofrenda de mi buena voluntad para nuestro trato... al final de este juego... puede devolvérmelo -dijo sonriendo, mordiendo con suavidad su labio inferior. Estaba ansioso, excitado y lleno de emoción.

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Vie Mar 14, 2014 6:15 pm
Podía ver tras su mirada que no era un hombre común y corriente, había algo más que con mucho cuidado el intentaba ocultar. ¿Había tenido la oportunidad de deleitarse en unos ojos como aquellos? Desde que había llegado a esa ciudad había gozado de muchas oportunidades, de enterarse de cosas que dentro de sí sabían que había. En el caso de aquel misterioso chico, era uno diferente… Este tenía su algo o más bien un “no sé qué”.  Con cuidado recibió aquel pedazo de fina tena, formado una sonrisa ladina en sus rosados labios, aquel aroma era cautivamente, tan varonil, tan de caballero. Llevó el mismo hasta cerca de su olfato, percibiendo el aroma de este y perderse sólo por algunos segundos en su perfume.- Debo admitir que su perfume ha cautivado uno de mis sentidos. Este no había tenido la oportunidad de conocerlo. - Sabía de bastantes cosas, una de ella el acato de un perfume.- Debo darle algo a cambio como ofrenda del trato. Veamos, que podría ser. - Posó el pañuelo en una de sus piernas, elevando de a pocos la tela de su vestido que descubría más su tierna y tersa piel a pesar de su edad.

Que osadía, pudiese pensar el contrario pero Namie no era una mujer fácil como para hacer todo más sencillo. Había una razón del porqué lo hacía. Delicada y con el toque de toda una dama, su vestido se fue descubriendo a un poco más allá de su muslo, encontrando el objeto que daría a cambio. Una navaja bastante antigua que había pasado de generación en generación, la que a ella le habían dado y ahora mostraba. Con cautela la removió de su pierna, haciendo ágiles movimientos con sus manos y extendiéndosela al pelinegro.- Quizás no es algo que se haya esperado, pero espero esto sirva como ofrenda.- Su voz era más calma, con dejos de seducción como lo era de ella. Aunque no lo expresara en demasía, tenía ansias por lo que podría acontecer.

Volvió a humedecer sus labios, acomodando sus largos mechones de cabello sin apartar su mirada de la de él. Apoyando su mentó en una de sus manos empuñadas, cuyo codo se encontraba en una de sus piernas, daría su primer cuestionamiento.- Dígame Jae Wook… ¿Hay algo en usted que lo distinga de los demás? Y no hablo sólo del dinero o el reconocimiento que podría tener en la sociedad.- Aunque capciosa la pregunta, su intención no era hacerlo sentir incómodo. A ella le gustaba jugar con fuego.- Espero no se ofenda con mi pregunta, y si es así ¿Me lo haría saber?- Parpadeó en cuestión de segundos.- Luego que me responda, siéntase libre de preguntar. No tengo problema alguna en responder.

El juego había comenzado, sólo quedaba en lo que aconteciese luego de este.
Kim JaeWook

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Vie Mar 28, 2014 2:27 am
La elegancia y hermosura de aquella dama eran simplemente celestiales. Pocas veces en el pasado había conocido a mujer que fueran elegantes y naturales. Recordó a su madre, amante y dueña... la que había perecido a causa del sol y no pudo evitar transportarse a los años de su juventud, cuando se quedó impresionado por la elegancia que poseía. Era justamente ese mismo sentimiento, pues la dama frente a él, era igual de impresionante. Podía saber por su delicioso aroma, que era una humana y eso era aun más encantador, pues pocos de los seres que caminan bajo el sol, podía captar su atención para algo más que alimentarse. Pero no era este el caso, pues aquella musa le había capturado los sentidos.

Detalló la forma en la que tocaba sus piernas perfectas, en la que subía su vestido y sacaba de su indumentaria una daga. Mentiría dijera que sus instintos masculinos no afloraron en ese instante. Al final de cuentas, un vampiro sigue siendo un hombre y estando frente a una mujer hermosa, todo hombro puede caer enamorado. Pero no era solo lujuria lo que esa mujer podía despertar en él, no... ella era el tipo de mujer que seducía cada uno de los sentidos. Miró al daga que le ofrecía y con delicadeza la tomó entre sus manos. El frío metal estaba cálido al estar entre las ropas contrarias, el vampiro se llevó a los labios la daga y la beso, sin apartar los ojos de la hermosa mujer frente a él.

-En ese caso, nuestro trato esta cubierto... -comentó sonriendo, guardando la daga en una de las bolsas internas de su saco, para luego mirarla de nuevo formando una sonrisa- Me agrada cuando una persona es directa... y no, su comentario no me ofende en lo absoluto... solo que, me temo... tomaré mi tiempo y no revelaré demasiado... ¿Qué sería de nuestra noche si develo todos mis secretos?.... -comentó formando una suave sonrisa y luego la miró- Yo... no soy precisamente el heredero de los Dragoi... mi herencia no pasó a mis manos por derecho propio. Hay secretos de familia que no pueden ser develados y que de ser así, ponen en peligro al delator y al receptor de la información. Yo no soy lo que aparento, ni lo creen los demás... -comentó mirándola, sonriendo- Pero por sus ojos, puedo decir que usted tampoco lo es... una mujer común y corriente no tiene las perlas que posee por ojos, ni la mirada dominante que hechiza... su mirada, la razón de que haya sido un atrevido invasor esta noche... ¿Cuál es su secreto?... aquello que no puede contarle a nadie-.


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