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Título de trama
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Espacio libre
[Privado|Caliel] The sweet Angel and the girl of the night Miér Ago 06, 2014 9:22 amJulia V.[Akasha]
Berrik [L.Joe]
Sarafan Magna Inmundus
P.B :
Lee Byung Hun
Sexo :
Localización :
Nirvana
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1399
Fecha de inscripción :
12/05/2013
Edad :
30
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Un Frio Invierno
El Aroma y las espinas de una Rosa
Un día tranquilo, el clima de todo este día había sido nublado desde la mañana y además que en todo el día había estado presente un silencio seco en la mansión. Aunque eso no era algo raro en lo absoluto, solamente L.Joe se encontraba viviendo en esa antigua mansión, desde que esa misteriosa carta de un anónimo le fue entregada junto a las llaves de la mansión. La brisa soplaba dulcemente mientras la hojas de los arboles que se encontraban en el suelo, empezaban a danzar con la brisa del verano, el joven mestizo se encontraba tranquilamente en el jardín extremo de la mansión, sentado en una de las antiguas banquetas de madera mientras una interesante lectura le proporcionaba un libro que poseía este en sus manos.
L.Joe quien se encontraba profundamente concentrado en su lectura, fue interrumpido cuando una brisa hace que una hoja se pegara a su rostro, el joven mestizo se la quita tranquilamente y la suelta, dejando que esta continuara su camino junto a la brisa del verano. Con una leve sonrisa y una expresión de serenidad en su rostro salía del pabellón que había en el jardín, observando el cielo del día de hoy, con un brusco cambio de clima de nublado a tormentoso, el joven mestizo decidió no prestar mucha atención, ya que la estructura que era llamada pabellón lo protegería de caso que hubiese lluvia. L.Joe prosiguió con toma algo de té aprovechando que tenia de este una tetera antigua que se había encontrado en la mansión.
L.Joe se sirvió en una tasa una pequeña cantidad de té, no llenando más de un tercio la taza de té. Llevo hasta su labio la taza y sorbió el té de esta misma, refrescando sus labios así mismo. Luego tomo su libro para continuar con su lectura, cuando repentinamente un olor a agua salda es percibido por el mestizo, seguido de esto, la lluvia empieza a caer sin mucha fuerza alguna. –Que suerte, no deseaba regar las plantas. Dijo para después continuar con su lectura.
Invitado
Invitado
La famosa mansión Bigeneri, el hogar de los mestizos y blah…blah…
Entonces si es el hogar de los mestizos, ¿Por qué esa sensación de querer girar sobre sus propios pies y regresar por dónde sea que llegó?
Cada paso se transformaba en una nueva exhalación, no le agradaba la idea de compartir su espacio con alguien más pero era la única opción que por ahora le quedaba. Desde su llegada a esa peculiar ciudad no había logrado encontrar lugar en donde refugiarse cuando las fuerzas escaseaban. Era su mayor conflicto, su debilidad, hasta cierto punto se convertía en su carga; desde que la memoria le alcanza estaba acostumbrada a un cierto ritmo de vida pero el tener limitantes físicas que un porcentaje humano hace notar en su cuerpo constituía el dolor de cabeza de cada día.
Así fue como la joven súcubo llegó a este punto de la historia, se afianzó con fuerza a la correa de su bolso cruzado e intentó acercarse más a aquella construcción, le resultaba familiar pero algo así es seguro que nunca se hubiese borrado de su memoria “La sangre llama” Pensó y una sonrisa se delineo en sus labios, acto no contemplado pero apreciado.
Era vieja y un tanto remota, daba la impresión de estar completamente desierta, esperaba que así fuese. Sola, la mansión desprendía cierta paz que incluso reconforta pero no quería imaginarse como sería cuando estuviese repleta en su totalidad, casi apreciaba que su agenda no le diera demasiado tiempo libre el cual gastar en ese lugar.
La fina lluvia que descendía del nebuloso cielo causó un cierto clic en su mente, el olor a hierba húmeda era incomparable; así pasó de filo la gran entrada de la construcción para dirigirse al jardín, el cómo entrar a la mansión podía pasar a segundo plano por ahora.
Caminó adentrándose más entre tanta naturaleza, derrochaba en lo cómico como podía existir inmensa fauna en estos tiempos, y más cómico aún el que estuviese reunida en un solo lugar. Su ruta como destino tomó el pabellón del jardín, no era de sorpresa que incluso el simple compuesto del pabellón fuese inverosímil; Más una silueta concisa que claramente no pertenecía a la fauna del lugar llamó su atención.
—Enhorabuena. — Comentó acercándose al chico. —Uno más, llegué a pensar que estaba deshabitado. — Se paró frente al contrario dando ligeras exprimidas al cabello.
Entonces si es el hogar de los mestizos, ¿Por qué esa sensación de querer girar sobre sus propios pies y regresar por dónde sea que llegó?
Cada paso se transformaba en una nueva exhalación, no le agradaba la idea de compartir su espacio con alguien más pero era la única opción que por ahora le quedaba. Desde su llegada a esa peculiar ciudad no había logrado encontrar lugar en donde refugiarse cuando las fuerzas escaseaban. Era su mayor conflicto, su debilidad, hasta cierto punto se convertía en su carga; desde que la memoria le alcanza estaba acostumbrada a un cierto ritmo de vida pero el tener limitantes físicas que un porcentaje humano hace notar en su cuerpo constituía el dolor de cabeza de cada día.
Así fue como la joven súcubo llegó a este punto de la historia, se afianzó con fuerza a la correa de su bolso cruzado e intentó acercarse más a aquella construcción, le resultaba familiar pero algo así es seguro que nunca se hubiese borrado de su memoria “La sangre llama” Pensó y una sonrisa se delineo en sus labios, acto no contemplado pero apreciado.
Era vieja y un tanto remota, daba la impresión de estar completamente desierta, esperaba que así fuese. Sola, la mansión desprendía cierta paz que incluso reconforta pero no quería imaginarse como sería cuando estuviese repleta en su totalidad, casi apreciaba que su agenda no le diera demasiado tiempo libre el cual gastar en ese lugar.
La fina lluvia que descendía del nebuloso cielo causó un cierto clic en su mente, el olor a hierba húmeda era incomparable; así pasó de filo la gran entrada de la construcción para dirigirse al jardín, el cómo entrar a la mansión podía pasar a segundo plano por ahora.
Caminó adentrándose más entre tanta naturaleza, derrochaba en lo cómico como podía existir inmensa fauna en estos tiempos, y más cómico aún el que estuviese reunida en un solo lugar. Su ruta como destino tomó el pabellón del jardín, no era de sorpresa que incluso el simple compuesto del pabellón fuese inverosímil; Más una silueta concisa que claramente no pertenecía a la fauna del lugar llamó su atención.
—Enhorabuena. — Comentó acercándose al chico. —Uno más, llegué a pensar que estaba deshabitado. — Se paró frente al contrario dando ligeras exprimidas al cabello.
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En el aire se sentía una energía familiar, pero a la vez tan desconocida. La hybrid mana en un estado dormido llegaba al joven mestizo que tranquilamente se encontraba leyendo. Coloco su libro sobre la pequeña mesa y luego se sirvió algo de té en la taza que se encontraba sobre esta, tomo con su izquierda el pequeño plato y con su derecha la oreja de la taza de té, sosteniendo de esta en el plato. –La manzanilla, me regala mucho. Dijo mientras sentía el aroma del té caliente en el aire, haciendo que por segundos olvidaran en lo absoluto la presencia del otro individuo que todavía no se acercaba. Sorbió del té de manzanilla tranquilamente mientras esperaba que quien pudiera ser uno de sus hermanos que le había escrito Anonymus en la carta que le había enviado.
Sonrió ante el comentario de la joven quien se encontraba situada frente al joven mestizo, exprimía su cabello la joven mientras L.Joe se levantaba de la banca, con una leve sonrisa en rostro se acercaba a la joven y se situaba lateral a ella, dejando después el plato y la taza de té sobre la mesa. –Con permiso me retiro por un momento, tome asiento por favor. Dijo serenamente mientras se encontraba todavía al lateral de la joven, el joven mestizo no esperaba que hicieran caso, mas por eso se lo pedía de una forma dulce y amable. Continuo después con rodear la pequeña mesa para té y luego salió del pabellón, mojándose con la leve lluvia que caía esta tarde. Acelero su paso ya que no quería mojarse mucho, para no mojar la mansión después.
Al llegar a la mansión, entro por una puerta en un lado escondido en los laterales de esta. Entrando así a la cocina de la mansión. Luego paso a al comedor de la mansión y la recorrió hasta llegar al Living, pasando por el salón hasta quedar finalmente hasta el vestíbulo, donde subió las escaleras hasta llegar al pasillo de las habitaciones, paso por ellas hasta llegar a su habitación. Buscando en el antiguo closet de la habitación, una paño blanco y limpio. –Aquí esta. Dijo mientras sacaba dos paños blancos que se encontraban doblado. Luego retiro hasta llegar unos minutos después hasta la cocina, donde tomo una caja de galletas que había comprado la noche anterior después de su paseo en el parque, donde tuvo un encuentro algo bizarro. Sonrió porque fue algo gracioso ese recuerdo al final, tomo una taza de té también después de dejar de recordar. Luego de eso salió al jardín para llegar al pabellón.
Invitado
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Observó de reojo al contrario, “Diferente” pensó. Aunque era totalmente distinto no presentía peligro, al contrario, había algo en aquel ser que le proporcionaba tranquilidad. Suspiró una vez que el chico se apartó de la cercanía que se había formado, tener a alguien a un costado, en otras circunstancias, habría sido razón de sobra para rebanarle el cuello en ese instante más en esta ocasión no podía darse el lujo de colocarse en esa postura, lo que buscaba era ayuda no problemas.
Lo escuchó claramente, pero establecido estaba que no haría el menor caso ¿Qué esperaba? Las primeras palabras que había emitido ese ser dedicadas hacia la joven súcubo y habían sido para salir literalmente corriendo del lugar. La joven se deshizo de su bolso dejándolo en el primer punto seco que encontró, no le importaba la humedad en su cuerpo pero si se mojaba el contenido de su bolso podría traerle conflictos.
Suspiró resignada no le quedaba de otra más que aguardar, a partir de ese momento así sería su vida si quería compartir hogar con aquel chico; sacudió la cabeza intentando despejar las ideas que su mente comenzaba a maquinar volviendo al manto de la lluvia, recorría los rincones de ese jardín aún inexplorados por ella, un encanto a la vista y sin duda una manera de mantener la mente en su sitio. Un jardín que sin problema se podría denominar mágico.
Giró la mirada hacia el pabellón percatándose que aquel singular chico regresaba con las manos cargadas de sabrá Buda que, así decidió regresar al lugar inicial a donde había llegado.
—¿Sabes? — Habló mientras le sacaba la caja de galletas al chico una vez se volvió a encontrar con él. —El dejar abandonados a tus invitados antes de siquiera darles el saludo, puede no ser la mejor primera impresión.— Comentó la joven con una sonrisa en su rostro mientras intentaba abrir la caja de galletas.
Lo escuchó claramente, pero establecido estaba que no haría el menor caso ¿Qué esperaba? Las primeras palabras que había emitido ese ser dedicadas hacia la joven súcubo y habían sido para salir literalmente corriendo del lugar. La joven se deshizo de su bolso dejándolo en el primer punto seco que encontró, no le importaba la humedad en su cuerpo pero si se mojaba el contenido de su bolso podría traerle conflictos.
Suspiró resignada no le quedaba de otra más que aguardar, a partir de ese momento así sería su vida si quería compartir hogar con aquel chico; sacudió la cabeza intentando despejar las ideas que su mente comenzaba a maquinar volviendo al manto de la lluvia, recorría los rincones de ese jardín aún inexplorados por ella, un encanto a la vista y sin duda una manera de mantener la mente en su sitio. Un jardín que sin problema se podría denominar mágico.
Giró la mirada hacia el pabellón percatándose que aquel singular chico regresaba con las manos cargadas de sabrá Buda que, así decidió regresar al lugar inicial a donde había llegado.
—¿Sabes? — Habló mientras le sacaba la caja de galletas al chico una vez se volvió a encontrar con él. —El dejar abandonados a tus invitados antes de siquiera darles el saludo, puede no ser la mejor primera impresión.— Comentó la joven con una sonrisa en su rostro mientras intentaba abrir la caja de galletas.
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Con un paso rápido llego sin mojarse mucho al pabellón del jardín externo de la mansión. Ahí fue cuando escucho la palabras de la joven mientras esta le arrebataba las cajas de la galletas y se volvía a sentar para intentarlas abrirlas. El joven mestizo continúa caminando después de eso hasta la pequeña mesa de té del pabellón donde dejo en este las toallas blancas junto con la taza de té extra que había traído. Luego de eso tranquilamente se acerco hacia la joven y le retiro la caja de galletas para segundos después abrirla al hacer girar la tapa de esta hacia arriba. –Disculpa mis malos modales. Dijo en un tono de voz bajo mientras regresaba las galletas a la joven y se retiraba dándole espacio, sentándose en otra banqueta dejando la mesa de té en medio de los dos.
Estiro de sus brazos levemente, con su derecho tomaba de la oreja de la tetera que tenía el té y con la izquierda la base de esta misma, sirviendo así algo de té en la taza que tenía en frente el joven mestizo. –No suelo estar en compañía de otros, haciendo que mis habilidades sociales. Decía L.Joe mientras realizaba las acciones anteriores para luego quedar en silencio por un segundo mi. –Como se diría vulgarmente, sean del “asco”. Dijo con una leve sonrisa lo último mientras le acercaba la taza de té a la joven, dejándola sobre un plato pequeño en el otro borde de la mesa de té. –Dígame, que la trae por estos lados. Dijo tranquilamente para luego dar un sorbo a su tasa, bebiendo del té que esta contenía.
Estiro de sus brazos levemente, con su derecho tomaba de la oreja de la tetera que tenía el té y con la izquierda la base de esta misma, sirviendo así algo de té en la taza que tenía en frente el joven mestizo. –No suelo estar en compañía de otros, haciendo que mis habilidades sociales. Decía L.Joe mientras realizaba las acciones anteriores para luego quedar en silencio por un segundo mi. –Como se diría vulgarmente, sean del “asco”. Dijo con una leve sonrisa lo último mientras le acercaba la taza de té a la joven, dejándola sobre un plato pequeño en el otro borde de la mesa de té. –Dígame, que la trae por estos lados. Dijo tranquilamente para luego dar un sorbo a su tasa, bebiendo del té que esta contenía.
Invitado
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Observó al chico mientras las galletas eran pasadas a las manos ajenas y sonrió. Sonrió al escuchar las palabras del otro, no eta común encontrar a un chico con aquellas habilidades a la hora de socializar, pero tampoco resultaba extraordinario. Agradecía que aquel ser no resultara como otros más parlanchines con los que había tenido que lidiar desde hace mucho. Sí, entre menos intente entablar relación el sujeto mejor.
Suspiró alargando la nano al aire inspeccionando la caja de galletas con la mirada, buscaba las menos azucaradas pero eso parecía algo prácticamente imposible; tomó la primera galleta que encontró llevándosela a la boca percibiendo lo seco de esta, exhaló una nube marrón azucarada sosteniendo de la oreja la tasa de té que había sido puesta es su esquina, tomó el primer sorbo de té y al momento sintió una calidez recorriendo todo su cuerpo, encogió sus piernas en el asiento juntándolas en su estómago bebiendo un poco más del contenido de la taza sumergiéndose en la calidez que pegaba perfecto con el clima que se vivía en esos momentos. ¿Hacía cuánto que no revivía aquella calidez en su cuerpo? Sencillo, nunca lo había. hecho. Dejó la taza de nuevo en su plato con un enfadado tintineo, tal vez fue demasiada calidez.
Una gota que rodó desde su cabello hasta sus rodillas la sacó de aquel raro trance en el que se había sumergido, rotó la vista a las toallas blancas que el chico había traído junto con las galletas jalándolas hacia su persona con un poco de dificultad y colocó una de estas en su cabeza en un descuidado gesto. — ¡Hey! Chico solitario… — Llamó segundos antes de lanzar la otra toalla en dirección del contrario, poco le importaba si lo había atrapado o no, pero deducía que era para él.
Escuchó la pregunta del chico cosa que le causó un involuntario resoplido inflando graciosamente sus mejillas. ¿Qué hacía ahí? Buena pregunta, una incógnita que incluso a esas alturas no podía descifrar con claridad. “Ha sido un mal clima, sí tal vez sólo sea lo sombrío del clima”. —Cómo ya había comentado, creí que el lugar estaba deshabitado. Pero al ver que no es así… — Ladeo su cuerpo tomando otra galleta de la caja. — Te pido refugio en este lugar.— Habló fijando la mirada en el chico. — No tengo a donde más ir.— Una sonrisa sardónica se delineó en sus labios desviando de nueva cuenta la mirada a un punto fijo de la nada, podría rememorar que tan cierto era eso último pero sería perder el tiempo. Así llevó la galleta hasta su boca no sin antes soplar un poco del glaseado de encima.
Suspiró alargando la nano al aire inspeccionando la caja de galletas con la mirada, buscaba las menos azucaradas pero eso parecía algo prácticamente imposible; tomó la primera galleta que encontró llevándosela a la boca percibiendo lo seco de esta, exhaló una nube marrón azucarada sosteniendo de la oreja la tasa de té que había sido puesta es su esquina, tomó el primer sorbo de té y al momento sintió una calidez recorriendo todo su cuerpo, encogió sus piernas en el asiento juntándolas en su estómago bebiendo un poco más del contenido de la taza sumergiéndose en la calidez que pegaba perfecto con el clima que se vivía en esos momentos. ¿Hacía cuánto que no revivía aquella calidez en su cuerpo? Sencillo, nunca lo había. hecho. Dejó la taza de nuevo en su plato con un enfadado tintineo, tal vez fue demasiada calidez.
Una gota que rodó desde su cabello hasta sus rodillas la sacó de aquel raro trance en el que se había sumergido, rotó la vista a las toallas blancas que el chico había traído junto con las galletas jalándolas hacia su persona con un poco de dificultad y colocó una de estas en su cabeza en un descuidado gesto. — ¡Hey! Chico solitario… — Llamó segundos antes de lanzar la otra toalla en dirección del contrario, poco le importaba si lo había atrapado o no, pero deducía que era para él.
Escuchó la pregunta del chico cosa que le causó un involuntario resoplido inflando graciosamente sus mejillas. ¿Qué hacía ahí? Buena pregunta, una incógnita que incluso a esas alturas no podía descifrar con claridad. “Ha sido un mal clima, sí tal vez sólo sea lo sombrío del clima”. —Cómo ya había comentado, creí que el lugar estaba deshabitado. Pero al ver que no es así… — Ladeo su cuerpo tomando otra galleta de la caja. — Te pido refugio en este lugar.— Habló fijando la mirada en el chico. — No tengo a donde más ir.— Una sonrisa sardónica se delineó en sus labios desviando de nueva cuenta la mirada a un punto fijo de la nada, podría rememorar que tan cierto era eso último pero sería perder el tiempo. Así llevó la galleta hasta su boca no sin antes soplar un poco del glaseado de encima.
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Bajo la taza de té a nivel de su abdomen al escuchar el llamado algo singular que la joven hacia al joven mestizo. Arqueo una ceja mientras levantaba la mano izquierda para detener la toalla que era lanzada hacia el joven mestizo. Con la mano izquierda dejo sobre la pequeña mesa que se encontraba en el centro el pequeño plato que tenia encima la taza de té de donde bebía el joven mestizo.
Tomo de la toalla y se la coloco entre los hombres mientras escuchaba aclaración que le hacia la joven al mestizo. No se sorprendió mucho por ello, sabia pronto que sus hermanos y muchos que dirían que lo eran vendrían a refugiarse en la mansión, tiempo antes que las nubes de tormentas que se acercaban, empezaran a azotar la calma que había en las Brujas. –Claro que puede quedarse. Pero primero hay una simple condición que se debe cumplir para eso. Dijo mientras se colocaba de pie, tomando luego la fina cadena que tenia y mostraba los seis anillos compuesto por un signo de interrogación y una figura unidad al collar que poseía forma de la cabeza de un zorro con la cola unidad al collar.
Retiro un anillo de la cadena y se lo lanzo con suavidad a la joven, si este emitía un brillo alguno, significaría que tenía un Bigeneri frente a ella y cumplía la única condición para poder alojarse en la mansión de su especie.
Tomo de la toalla y se la coloco entre los hombres mientras escuchaba aclaración que le hacia la joven al mestizo. No se sorprendió mucho por ello, sabia pronto que sus hermanos y muchos que dirían que lo eran vendrían a refugiarse en la mansión, tiempo antes que las nubes de tormentas que se acercaban, empezaran a azotar la calma que había en las Brujas. –Claro que puede quedarse. Pero primero hay una simple condición que se debe cumplir para eso. Dijo mientras se colocaba de pie, tomando luego la fina cadena que tenia y mostraba los seis anillos compuesto por un signo de interrogación y una figura unidad al collar que poseía forma de la cabeza de un zorro con la cola unidad al collar.
Retiro un anillo de la cadena y se lo lanzo con suavidad a la joven, si este emitía un brillo alguno, significaría que tenía un Bigeneri frente a ella y cumplía la única condición para poder alojarse en la mansión de su especie.
- Anillos y Colgante:
Anillo Despertar sin Dueño.
Anillo Despertar de Berrik ya evolucionado.
Ahora como Colgante de Kitsune
Invitado
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Escuchó al contrario mientras daba su explicación, ahora necesitaba una condición.
¿Por qué su vida estaba rodeada de condiciones? Sonrió al percatarse que comenzaba a parecer mártir y es que así había sido su vida desde que la memoria no le falla, debía luchar a muerte por lo que desea porque en este mundo nunca le habían regalado ni la sonrisa.
Observó como el chico se acercaba hacia la joven súcubo, enfocó la mirada en un vano intento de poder vislumbrar que era lo que colgaba del cuello de aquel. Aunque no debió esperar demasiado para averiguarlo ya que un pequeño objeto lanzado en su dirección le regresó a la tierra arrancándole un espontáneo sobresalto.
Curioso, era una palabra idónea para definir aquel artefacto, tenía forma de anillo pero de una manera un tanto más peculiar, y es que ese gran signo de interrogación pegaba al contraste de todo en esa escena. Jugueteó con el anillo unos segundos, lo pasaba de una mano a la otra e incluso lo rodaba por sus dedos; llegó a estar tentada a girarse al chico para decirle las únicas palabras que le cruzaron por la mente “¡Hey! Estás demente” pero no creyó que fuese lo más sensato. Más no hubiese podido emitir palabra ya que antes de que pudiese darse cuenta de lo que estaba pasando del anillo empezó a emanar cierta llama color verde que simplemente le descolocó, en un momento de impresión por movimiento de inercia de su muñeca el anillo se escapó de su mano pero después de algunos intentos por parte de la joven y unos incontables "Oh!" logró atrapar el objeto antes de que pudiese tocar el suelo. — ¡Pero qué rayos! — Profirió con sorpresa.
— ¿Qué es esto? — Alzó el anillo hacia el chico que tenía parado en frente, necesitaba una explicación y la necesitaba ya.
¿Por qué su vida estaba rodeada de condiciones? Sonrió al percatarse que comenzaba a parecer mártir y es que así había sido su vida desde que la memoria no le falla, debía luchar a muerte por lo que desea porque en este mundo nunca le habían regalado ni la sonrisa.
Observó como el chico se acercaba hacia la joven súcubo, enfocó la mirada en un vano intento de poder vislumbrar que era lo que colgaba del cuello de aquel. Aunque no debió esperar demasiado para averiguarlo ya que un pequeño objeto lanzado en su dirección le regresó a la tierra arrancándole un espontáneo sobresalto.
Curioso, era una palabra idónea para definir aquel artefacto, tenía forma de anillo pero de una manera un tanto más peculiar, y es que ese gran signo de interrogación pegaba al contraste de todo en esa escena. Jugueteó con el anillo unos segundos, lo pasaba de una mano a la otra e incluso lo rodaba por sus dedos; llegó a estar tentada a girarse al chico para decirle las únicas palabras que le cruzaron por la mente “¡Hey! Estás demente” pero no creyó que fuese lo más sensato. Más no hubiese podido emitir palabra ya que antes de que pudiese darse cuenta de lo que estaba pasando del anillo empezó a emanar cierta llama color verde que simplemente le descolocó, en un momento de impresión por movimiento de inercia de su muñeca el anillo se escapó de su mano pero después de algunos intentos por parte de la joven y unos incontables "Oh!" logró atrapar el objeto antes de que pudiese tocar el suelo. — ¡Pero qué rayos! — Profirió con sorpresa.
— ¿Qué es esto? — Alzó el anillo hacia el chico que tenía parado en frente, necesitaba una explicación y la necesitaba ya.
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Volvió a sentarse tranquilamente el joven mestizo después de haber guardo los anillos restantes y su colgante. Observo tranquilamente de la expresión de la contraria al haber atajado el anillo en su mano y empezar a observarlo tan intrigante mente, el joven mestizo entendía lo que la joven sentía, era un sentimiento de desconocer algo pero a la misma vez, saber que es algo familiar. El había experimentado lo mismo cuando había encontrado del suyo en su habitación, sobre una pequeña mesa de noche al lado de su cama. El joven Mestizo sabia lo extraño que también era el observar como la energía reaccionaba con el anillo. –Parece que no abra ningún problema para que te quedes. Dijo tranquilamente al observar la llama que nacía del anillo de la joven.
Luego tomo de su tasa junto con el pequeño plato que estaba debajo de esta. Tomo un leve sorbo del té de la taza al llevarla hacia sus labios mientras el pequeño plato lo tenía a nivel de su abdomen, sosteniéndolo con su derecha. Después de tomar un sorbo, volvió a colocar la taza de té sobre el plato y así estiro de su brazo para colocar los dos objetos sobre la mesa. Luego volvió a tomar un postura normal y pensó en un momento las palabras de las joven, para pensar que decir el joven Mestizo. –Es un anillo. Es tu anillo Dijo tranquilamente aunque tal vez sabia de la reacción que esas palabras le provocarían a la joven. –Bueno para ser más claro, es un Ring Hybrid o también llamado Anillo Despertar. El cual solo reacciona con la energía de los seres que han nacido del cruce de dos razas. Mejor dicho, un Híbrido. Aunque aquí somos conocidos como Bigeneri. Dijo tranquilamente mientras dejaba una pista de lo que él es en sí.
Sonrió levemente y tranquilamente como todas sus palabras dijo. –Por cierto, me conocen como L.Joe, aunque también suelen decirme entre nuestra raza como Berrik.
Luego tomo de su tasa junto con el pequeño plato que estaba debajo de esta. Tomo un leve sorbo del té de la taza al llevarla hacia sus labios mientras el pequeño plato lo tenía a nivel de su abdomen, sosteniéndolo con su derecha. Después de tomar un sorbo, volvió a colocar la taza de té sobre el plato y así estiro de su brazo para colocar los dos objetos sobre la mesa. Luego volvió a tomar un postura normal y pensó en un momento las palabras de las joven, para pensar que decir el joven Mestizo. –Es un anillo. Es tu anillo Dijo tranquilamente aunque tal vez sabia de la reacción que esas palabras le provocarían a la joven. –Bueno para ser más claro, es un Ring Hybrid o también llamado Anillo Despertar. El cual solo reacciona con la energía de los seres que han nacido del cruce de dos razas. Mejor dicho, un Híbrido. Aunque aquí somos conocidos como Bigeneri. Dijo tranquilamente mientras dejaba una pista de lo que él es en sí.
Sonrió levemente y tranquilamente como todas sus palabras dijo. –Por cierto, me conocen como L.Joe, aunque también suelen decirme entre nuestra raza como Berrik.
Invitado
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Sin lugar a dudas la joven súcubo estaba atravesando la típica etapa de querer salir huyendo a un lugar en donde todo tenga sentido, pero logro contener la inevitable sensación de ansia que se acrecentaba poco a poco en su ser. Por más que intentaba encontrar otra posibilidad, la simple tranquilidad del contrario rayaba en la demencia.
Soltó un largo y sonoro suspiro dejándose caer en la banqueta mientras intentaba conectar las palabras del chico con su propio cerebro; no era tan difícil de digerir cuando vienes de un lugar donde la coherencia vuela con los patos a pasar el invierno. Si bien era más que conciente de que su ser era producto de una mezcla de dos razas, desconocía el nombre y mucho más desconocía que constituyera todo un clan y sus implicaciones; aún de su propia raza era completamente ajena. Una certeza podía tener, ese chico daba confianza y así entendía que sus palabras, por más confusas que sean, eran verdad. Enderezó su cuerpo de un sólo tirón extendiendo el brazo para dejar el anillo en la mesa, lo observaba como sí fuese el objeto más curioso con el que había tenido la dicha de toparse; con su diestra alcanzó la oreja de su taza bebiendo todo el contenido de esta lentamente; sin duda toda esa situación era algo que nunca formó parte de sus planes al llegar a la mansión pero le aclaró bastantes dudas que se había formulado desde su primer día que había llegado a la ciudad. Un lugar poco convencional alberga seres de la misma estirpe.
Una risilla simplona se escapó de sus labios al notar lo pertinente de la presentación del contrario, mejor hubiera sido que comenzara con ello. Más la joven súcubo no diría su nombre, si era una cortesía que el chico esperaba, pues no sería así. —Bien, Tu... Eh, chico L.— Habló después de una larga pausa que se había instalado en el ambiente; despeinó sus cabellos azabache levantándose de su asiento tomando el anillo produciendo un metálico chasquido. —¿Qué más hace esta cosa?— Se sentó a un lado del contrario tomando una bocanada de aire, si bien aún no comprendía ni un cuarto de lo que el otro intentaba pasientemente explicarle, por lo menos quería saber lo mayor posible por que algo dentro de su ser le decía que ese estaba lejos de ser el final de la historia.
Soltó un largo y sonoro suspiro dejándose caer en la banqueta mientras intentaba conectar las palabras del chico con su propio cerebro; no era tan difícil de digerir cuando vienes de un lugar donde la coherencia vuela con los patos a pasar el invierno. Si bien era más que conciente de que su ser era producto de una mezcla de dos razas, desconocía el nombre y mucho más desconocía que constituyera todo un clan y sus implicaciones; aún de su propia raza era completamente ajena. Una certeza podía tener, ese chico daba confianza y así entendía que sus palabras, por más confusas que sean, eran verdad. Enderezó su cuerpo de un sólo tirón extendiendo el brazo para dejar el anillo en la mesa, lo observaba como sí fuese el objeto más curioso con el que había tenido la dicha de toparse; con su diestra alcanzó la oreja de su taza bebiendo todo el contenido de esta lentamente; sin duda toda esa situación era algo que nunca formó parte de sus planes al llegar a la mansión pero le aclaró bastantes dudas que se había formulado desde su primer día que había llegado a la ciudad. Un lugar poco convencional alberga seres de la misma estirpe.
Una risilla simplona se escapó de sus labios al notar lo pertinente de la presentación del contrario, mejor hubiera sido que comenzara con ello. Más la joven súcubo no diría su nombre, si era una cortesía que el chico esperaba, pues no sería así. —Bien, Tu... Eh, chico L.— Habló después de una larga pausa que se había instalado en el ambiente; despeinó sus cabellos azabache levantándose de su asiento tomando el anillo produciendo un metálico chasquido. —¿Qué más hace esta cosa?— Se sentó a un lado del contrario tomando una bocanada de aire, si bien aún no comprendía ni un cuarto de lo que el otro intentaba pasientemente explicarle, por lo menos quería saber lo mayor posible por que algo dentro de su ser le decía que ese estaba lejos de ser el final de la historia.
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12/05/2013
Edad :
30
Humor :
Un Frio Invierno
Todo iba de manera natural (?) Ni de broma, uno no podía esperar nada específico y normal en estas situaciones realmente, no eran situaciones normales en las que nadie actuaria normal. Escucho el joven mestizo la pregunta y la singular forma de llamarlo la joven DaSom. –Balancea tus energías para que no salga de control. Además que te permite usar tus habilidades innatas. Fuerza, resistencia, velocidad y regeneración. Dijo para luego tomar de su taza de té el resto del líquido de té que quedaba dentro de esta. Luego de unos segundos, simplemente con su dedo índice y pulgar apretó levemente la taza de té y la rompió en varios pedazos sin esfuerzo y daño alguno. –Algunas habilidades, más desarrolladas que otras.
Se levanto de la silla, dejando caer los restos de porcelana de la taza de té que había caído sobre él. Volteo su rostro hacia la derecha observando en el jardín que se encontraba mojado por la lluvia que había dejado de caer, observaba las flores que en su pétalos albergaban alguna gota de roció. Voltio a observar de nuevo a la joven DaSom con una leve sonrisa. –Tiene alguna otra pregunta. Pregunto tranquilamente mientras se volvía a sentar.
Pensó en tomar servirse más té. Pero recordó que había roto su tasa para mostrar su fuerza física. –Por cierto, en el refrigerador hay un pequeño blog de notas pegado con un imán, escribe si no volverá alguna noche para sí cerrar. Dijo tranquilamente mientras su codo apoyaba en el respaldo de la silla y su mejilla la apoyaba en su mano abierta, observando así de forma cómoda el paisaje que ofrecía el gran jardín externo de la mansión.
Se levanto de la silla, dejando caer los restos de porcelana de la taza de té que había caído sobre él. Volteo su rostro hacia la derecha observando en el jardín que se encontraba mojado por la lluvia que había dejado de caer, observaba las flores que en su pétalos albergaban alguna gota de roció. Voltio a observar de nuevo a la joven DaSom con una leve sonrisa. –Tiene alguna otra pregunta. Pregunto tranquilamente mientras se volvía a sentar.
Pensó en tomar servirse más té. Pero recordó que había roto su tasa para mostrar su fuerza física. –Por cierto, en el refrigerador hay un pequeño blog de notas pegado con un imán, escribe si no volverá alguna noche para sí cerrar. Dijo tranquilamente mientras su codo apoyaba en el respaldo de la silla y su mejilla la apoyaba en su mano abierta, observando así de forma cómoda el paisaje que ofrecía el gran jardín externo de la mansión.
Invitado
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Lo intentaba, de verdad, lo hacía; incluso llego a fijar su mirada con mayor profundidad en el chico pero simplemente no lograba captar parte del mensaje. Por enésima vez alzó el anillo ladeando la cabeza al mirarlo, ¿Cómo ese artefacto podía representar y hacer tanto? Comenzaba a dudar si realmente quería descubrirlo.
Obsevó la representación del contrario de su explicación y seguía sin cuadrarle la serenidad con la que efectuaba sus actos, se conducía como sí aquello fuese lo más cotidiano del mundo, algo a lo que debía acostumbrarse la joven súcubo. —Por ahora, ninguna otra.— Respondió la pregunta del contrario levantándose del asiento, colocó el anillo en su dedo índice caminando donde yacía tirado su bolso colocándose en cunclillas rebuscando dentro de el mientras continuaba escuchando al chico en el proceso. — Entonces esa será una nota muy frecuente en el refrigerador, trabajo mejor de noche.— Comentó con una leve sonrisa en el rostro levantándose dejando de nuevo el bolso en el suelo, de ella había sacado un pequeño puñado de caramelos de café que cargaba consigo, no era fanática del dulce pero sí lo era del café, dejó los caramelos en la mesa tomando asiento en su lugar nuevamente. Rodaba la mirada en todo lugar que sus ojos alcanzarán del sitio. —No llevas mucho tiempo aquí, ¿Cierto? No parece haber tenido demasiado uso.— Comentó con la mirada perdida en ningún punto en específico, desenvolvió un caramelo llevandoselo a la boca, simplemente se divertía admirando todo a su alrededor hasta que una reflexión le pasó fugaz por la mente haciendo que girara la mirada al chico. —Aguarda, Yo ni siquiera sé en donde queda el refrigerador.
Obsevó la representación del contrario de su explicación y seguía sin cuadrarle la serenidad con la que efectuaba sus actos, se conducía como sí aquello fuese lo más cotidiano del mundo, algo a lo que debía acostumbrarse la joven súcubo. —Por ahora, ninguna otra.— Respondió la pregunta del contrario levantándose del asiento, colocó el anillo en su dedo índice caminando donde yacía tirado su bolso colocándose en cunclillas rebuscando dentro de el mientras continuaba escuchando al chico en el proceso. — Entonces esa será una nota muy frecuente en el refrigerador, trabajo mejor de noche.— Comentó con una leve sonrisa en el rostro levantándose dejando de nuevo el bolso en el suelo, de ella había sacado un pequeño puñado de caramelos de café que cargaba consigo, no era fanática del dulce pero sí lo era del café, dejó los caramelos en la mesa tomando asiento en su lugar nuevamente. Rodaba la mirada en todo lugar que sus ojos alcanzarán del sitio. —No llevas mucho tiempo aquí, ¿Cierto? No parece haber tenido demasiado uso.— Comentó con la mirada perdida en ningún punto en específico, desenvolvió un caramelo llevandoselo a la boca, simplemente se divertía admirando todo a su alrededor hasta que una reflexión le pasó fugaz por la mente haciendo que girara la mirada al chico. —Aguarda, Yo ni siquiera sé en donde queda el refrigerador.
Berrik [L.Joe]
Sarafan Magna Inmundus
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Un Frio Invierno
–Sera como tenga que ser. Mientras no se olvide, todo bien. Dijo mientras con un tranquilo movimiento, extendió de su brazo derecho y volvía a tomar de su libro que se encontraba sobre la mesa, para así continuar de su lectura, ya que al parecer no había nada más que saliera para formar alguna conversación entre los dos individuos. Aunque al parecer no duro mucho su lectura, ya que las palabras hacían que el joven mestizo, bajara de sus libros y observaba a la joven sonriente que se volvía a sentar de nuevo. –No mucho realmente. Dijo tranquilamente mientras que con su palma derecha cerraba el libro y lo dejaba sobre sus piernas. –Aproximadamente un mes, llevo en la mansión. Dijo sin mucho rodeo, ya que no había mucho que contar sobre su estancia en la mansión, se la pasaba todo el día estudiando y si no se iba a las clases de la universidad.
Luego de eso, observaba algo intrigado a la joven que observa los alrededores, se mantuvo en eso por un tiempo hasta que hizo un comentario repentino que se le hizo algo gracioso al joven mestizo, con sus ojos entrecerrados y una sonrisa en su rostro –Esto, en la cocina. Dijo haciendo algo de burla, aunque su tono de voz era normal. –La cocina está conectada con la salida trasera de la mansión, solo tiene que caminar derecho por aquel camino. Dijo señalando el camino que llevaba de regreso a la mansión. –Dígame, desea que le muestre la mansión. Pregunto tranquilamente, ya quería levantarse y estirar las piernas. Estar sentado siempre no era algo que le gustara al joven Mestizo realmente.
Luego de eso, observaba algo intrigado a la joven que observa los alrededores, se mantuvo en eso por un tiempo hasta que hizo un comentario repentino que se le hizo algo gracioso al joven mestizo, con sus ojos entrecerrados y una sonrisa en su rostro –Esto, en la cocina. Dijo haciendo algo de burla, aunque su tono de voz era normal. –La cocina está conectada con la salida trasera de la mansión, solo tiene que caminar derecho por aquel camino. Dijo señalando el camino que llevaba de regreso a la mansión. –Dígame, desea que le muestre la mansión. Pregunto tranquilamente, ya quería levantarse y estirar las piernas. Estar sentado siempre no era algo que le gustara al joven Mestizo realmente.
Invitado
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Un corto "Oh" salió de sus labios al escuchar la respuesta del contrario, si bien el lugar parecía tener un largo periodo de tiempo sin mostrar signos vitales, tampoco es que una sola persona le fuese dar vida por completo. Al llegar ahí por lo menos ya tendría algo en que gastar el tiempo por las tardes, mejor gastarlo en cosas productivas.
Una leve risilla se escapó sin ser llamada al percatarse de la pequeña sorna del chico, no era a lo que se refería su comentario pero justo en ese momento se había dado cuenta de que así se entendía. —¿Quieres decir que el refrigerador no se coloca en el centro del cuarto de baño?— Alzó la mano derecha al nivel de su boca con un fingido acto de sorpresa. —Vaya que insólito.— Aspiró una gran bocanada de aire llenando los pulmone del oxígeno que la naturaleza podía ofrecer, exhalando después con un sonoro suspiro.
Desenvolvió otro caramelo en tanto observaba el punto de las indicaciones del contrario, el camino que se formaba no muy lejos de donde se encontraban ambos pero aún así se le figuraba largo. No era de su gusto ni costumbre demasiada amplitud, una sonrisa sardónica se delineó en sus labios antes de ingerir el caramelo. Giró la mirada hacia el chico al escuchar su propuesta, la lluvia al fin se había detenido y el estar sentada en un sólo lugar por tanto tiempo comenzaba a inquietarle. —por qué no.— Respondió levantadose de su asiento caminando fuera del pabellón aunque realmente no sabía ni siquiera en donde pisar, al ser tan ajena. —¡Al camino!— Comentó con una suave sonrisa. —Anda.— Giró hacia el chico lanzándole uno de sus caramelos de café para volverse después al camino que estaba en gran duda si era el correcto, pero lo deducía.
Una leve risilla se escapó sin ser llamada al percatarse de la pequeña sorna del chico, no era a lo que se refería su comentario pero justo en ese momento se había dado cuenta de que así se entendía. —¿Quieres decir que el refrigerador no se coloca en el centro del cuarto de baño?— Alzó la mano derecha al nivel de su boca con un fingido acto de sorpresa. —Vaya que insólito.— Aspiró una gran bocanada de aire llenando los pulmone del oxígeno que la naturaleza podía ofrecer, exhalando después con un sonoro suspiro.
Desenvolvió otro caramelo en tanto observaba el punto de las indicaciones del contrario, el camino que se formaba no muy lejos de donde se encontraban ambos pero aún así se le figuraba largo. No era de su gusto ni costumbre demasiada amplitud, una sonrisa sardónica se delineó en sus labios antes de ingerir el caramelo. Giró la mirada hacia el chico al escuchar su propuesta, la lluvia al fin se había detenido y el estar sentada en un sólo lugar por tanto tiempo comenzaba a inquietarle. —por qué no.— Respondió levantadose de su asiento caminando fuera del pabellón aunque realmente no sabía ni siquiera en donde pisar, al ser tan ajena. —¡Al camino!— Comentó con una suave sonrisa. —Anda.— Giró hacia el chico lanzándole uno de sus caramelos de café para volverse después al camino que estaba en gran duda si era el correcto, pero lo deducía.
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Sonrió levemente el joven mestizo mientras desviaba su mirada y su rostro ante el comentario de la joven, eso era porque al joven mestizo le gustaba y le hacía realmente gracioso el humor sarcástico y elocuente. Levanto su mano derecha, colocándola frente a su rostro para segundos después atrapar del caramelo que arrojaba la joven. –Espera un segundo, ese no es el camino correcto. Dijo mientras desenvolvía envoltura para sacar el caramelo y llevárselo a su boca. –Dígame, ha sentido alguna vez del pasto fresco y mojado entre los dedos de sus pies. Dijo mientras se retiraba sus deportivos y luego sus medias negras, guardándolas entre los deportivos, quedando así completamente descalzo, sintiendo la húmeda de la vegetación entre sus dedos.
Caminaba hacia la joven lentamente. –Es por aquí. Dijo guiándola por el sendero correcto, para llegar hacia la entrada trasera de la mansión. –Espere un momento. Dijo para regresar al pabellón y tomar entre sus dedos de su mano derecha sus deportivos, además de llevarse en su mano izquierda el libro el cual leía. –Luego volveré por el resto. Dijo mientras continuaba con acercarse a la joven de nuevo, guiándola entre el húmedo pasto del jardín un en sendero que daba hacia la entrada trasera de la mansión, donde se podía observar una gran puerta metálica. –Bueno, dame un segundo. Dijo mientras abría la puerta para la joven, dando paso hacia la mansión y a la cocina de la mansión. –Lamento, si esta algo sucia, realmente el limpiar no es lo mismo. Dijo algo apenado.
Era una gran cocina y muy antigua para decir algo más, aunque él no la usaba mucho ya que no era la cocina su don. Difícil de crees para un chico que se había autoemancipado a la edad de los 14 años. Igual la cocina a veces amanecía limpia y reluciente, gracias a las dos jóvenes hermanas que viven en la mansión.
Caminaba hacia la joven lentamente. –Es por aquí. Dijo guiándola por el sendero correcto, para llegar hacia la entrada trasera de la mansión. –Espere un momento. Dijo para regresar al pabellón y tomar entre sus dedos de su mano derecha sus deportivos, además de llevarse en su mano izquierda el libro el cual leía. –Luego volveré por el resto. Dijo mientras continuaba con acercarse a la joven de nuevo, guiándola entre el húmedo pasto del jardín un en sendero que daba hacia la entrada trasera de la mansión, donde se podía observar una gran puerta metálica. –Bueno, dame un segundo. Dijo mientras abría la puerta para la joven, dando paso hacia la mansión y a la cocina de la mansión. –Lamento, si esta algo sucia, realmente el limpiar no es lo mismo. Dijo algo apenado.
Era una gran cocina y muy antigua para decir algo más, aunque él no la usaba mucho ya que no era la cocina su don. Difícil de crees para un chico que se había autoemancipado a la edad de los 14 años. Igual la cocina a veces amanecía limpia y reluciente, gracias a las dos jóvenes hermanas que viven en la mansión.
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