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Título de trama
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Espacio libre
[Privado|Caliel] The sweet Angel and the girl of the night Miér Ago 06, 2014 9:22 amJulia V.[Akasha]
Jeliel
P.B :
Byun Baek Hyun.
Sexo :
Localización :
Lejos de todos.
Mensajes :
308
Fecha de inscripción :
04/07/2013
Edad :
29
Humor :
Desabrido.
El joven se encontraba sumido en sus pensamientos del cielo nocturno, tan ampliamente hermoso sobre sus ojos, en perfecta armonía con cualquier tipo de ambiente incluso con aquel paisaje citadino lleno de edificios, había decidido tomarse un tiempo para meditar acerca de su trabajo, pronto se acercaría un viaje importante, la realidad de los hechos estaba en su cabeza nunca fue capaz de preocuparse demasiado por nada pero esta vez, o más claramente desde que convivía tanto con los humanos se estaba volviendo más inseguro de lo que imaginaba, el no ese tipo de persona retraída ni mucho menos. Suspiro elevando lentamente el rostro la brisa peinaba sus facciones, le resultaba fácil estar tan alto, le recordaba su hogar, era una lástima no poder volver aunque lo quisiera. De un solo movimiento termino con los pies en la tierra, impecable ejecución de destreza, llevo sus manos a los bolsillos caminando por aquel lugar a pesar de tener la opción de conducir para calmar su mente prefirió pasar de un lugar a otro usando sus pies, acostumbrándose a la sensación de la tierra, casi podía escuchar los ladridos de protesta a cargo de su pequeño cachorro, el mismo que meses atrás rescato del abandono, los seres humanos podían ser crueles, déspotas incluso malvados no tenía un buen conceptos de ellos al principio, pero claro eso cambio y por eso se encontraba dándole una oportunidad a esta ciudad, la cual de momento parecía un pedazo de purgatorio, tanto despliegue de energía era abrumadora.
Detuvo su caminar y fue directo a una cafetería, en el mostrador se encontraba una linda jovencita con una sonrisa que a pesar de ser prefabricada parecía completamente sincera, movió la cabeza en un gesto afirmativo a la típica pregunta ''–¿Va ordenar algo?–'' tono de voz amable y muy fino, señalo uno de los lates que estaban dibujados en la parte superior del mostrador y luego de cancelar la cuenta tomo el café saliendo del local. Le esperaba una gran noche si seguía caminando en sentido recto ''¿Hasta dónde puedo llegar?'' era imposible imaginarse a sí mismo cansado de hecho nunca antes había experimentado una emoción como esa, siempre escuchaba a sus coordinadores en el trabajo quejarse del cansancio ''Me gustaría saber que se siente'' tomo un sorbo de la bebida en su mano, miro en dirección a un pequeño parque no muy lejos de la cafetería y sus pasos siguieron esa dirección, el lugar parecía desolado como si los niños hubiesen dejado de jugar allí hacía mucho tiempo.
–Un parque solitario para un ser solitario– murmuro tomando otro sorbo del oscuro líquido, todas aquellas decisiones que una vez tomo lo enviaron a este lugar sin vuelta a atrás, pero aún conservaba aquel corazón lleno de sentimientos, por algo encaraba ese nombre.
Detuvo su caminar y fue directo a una cafetería, en el mostrador se encontraba una linda jovencita con una sonrisa que a pesar de ser prefabricada parecía completamente sincera, movió la cabeza en un gesto afirmativo a la típica pregunta ''–¿Va ordenar algo?–'' tono de voz amable y muy fino, señalo uno de los lates que estaban dibujados en la parte superior del mostrador y luego de cancelar la cuenta tomo el café saliendo del local. Le esperaba una gran noche si seguía caminando en sentido recto ''¿Hasta dónde puedo llegar?'' era imposible imaginarse a sí mismo cansado de hecho nunca antes había experimentado una emoción como esa, siempre escuchaba a sus coordinadores en el trabajo quejarse del cansancio ''Me gustaría saber que se siente'' tomo un sorbo de la bebida en su mano, miro en dirección a un pequeño parque no muy lejos de la cafetería y sus pasos siguieron esa dirección, el lugar parecía desolado como si los niños hubiesen dejado de jugar allí hacía mucho tiempo.
–Un parque solitario para un ser solitario– murmuro tomando otro sorbo del oscuro líquido, todas aquellas decisiones que una vez tomo lo enviaron a este lugar sin vuelta a atrás, pero aún conservaba aquel corazón lleno de sentimientos, por algo encaraba ese nombre.
Invitado
Invitado
Esa noche había despertado entre pesadillas. Era un demonio, así que no solía dormir mucho, pero cuando lo hacía, en muchas ocasiones me sentía atrapado en ese mundo oscuro y recóndito de mi ser que me hostigaba por dentro. Esa parte subconcsiente, que parecía desear pincharme el remordimiento. Pero no había forma de que lo consiguiera, yo no tenía de eso.
Me despejé la mente con una ducha relajante. Tal vez la vida en la tierra humana me estaba consiguiendo arraigar unas costmbres y formas de hacer, pero fuere como fuere, me había habituado a salir todas las noches al parque a bailar un rato. Me atavié con mis ropas deportivas y crucé el umbral de la puerta tras una vaga mirada general a mi piso. Sonreí de lado al sentir la brisa fresca chocar contra mi piel.
Llevaba los cascos puestos y la música a tope. No escuchaba nada que no llegara de ellos, y bailaba observándome en el birrio reflejo de un cristal de una casona para las cosas de la limpieza en el parque. Me encontraba en un lugar recogidito y tranquilo, en el que buscaba no ser inportunado por ningun humano atraído por mi esencia. Terminé la canción con dos pasos hacia la derecha y un movimiento oscilante de las manos y brazos. El pelo se pegaba en mi frente y sienes por el sudor, y mi expresión agotada se fundía en una sonrisa de felicidad. Bailar me hacía feliz, y tal vez fuera incomprensible, pero si alguna vez había sentido amor por algo humano, sería por el baile. Para algo que hacían bien, habría que reconocérselo, ¿no?
Salí de mi pequeño rincón y me dispuse a dar una pequeña vuelta y volver a casa, siguiendo las buenas costumbres. Llegué a una fuente del parque y me lavé un poco con agua; me peiné el pelo hacia arriba, para tener un aspecto más presentable. Tal vez en el camino, si veía a algun humano interesante, pudiera atrerle para jugar un poco. Sonreí ante la idea, con ese sentimiento ansioso creciendo dentro de mí. El ansia por la sangre, por el rojo viscoso escurriéndose por una piel blanquecina y mortácea, el blanco de los ojos llenos de miedo y pavor, las pupilas diltadas por el dolor, el sonido de un buen grito incrustándose en mi cráneo... Sólo pensar en ello, un creciente placer me recorrió la espina dorsal. Decidí calmarme a mí mismo con el pequeño paseo.
La arena bajo mis pies se removía inquieta y pronto el aire hizo acto de presencia, moviendo las hojas de los árboles, que se volvían un remolino de hojas que jugaban entre ellas, brillando unas más que otras. Y fue en ese momento, que capté algo en el aire. Algo raro y distinto. No caí en el momento, así que no le tomé importancia y seguí andando hasta que distinguí una figura en el basto horizonte. Se trataba de un muchacho joven, de rostro dulce y diría casi que angelical.
No pareció darse cuenta de mi presencia. Había algo en él, que sólo verle me molestaba y me causaba repugnancia. Auqnue no era algo del todo raro en mí sentir eso hacia los humanos, sí lo era que fuera de una forma tan inmediata e irremediable. Me acerqué a él, con la intención de hostigarle, eso sí, a mi manera. Puede que me lo pasara bien.
—Buenos días, caballero— saludé, extremadamente cortés—. Bonita noche, ¿verdad?— Sonreí de lado, notando que estaba bebiendo algo. Por el olor sabía que era café, pero me tuve que acercar más para que no quedara raro que lo notara desde tan lejos—. Mmm.. ¿tomando café? ¿Le importaría que tomara un sorbo? Estoy algo cansado del ejercicio, ya sabe... Llevo bailando horas— Reí, tratando de parecer amable, usando mis capacidades de actuación. Se me daba extremadamente bien fingir ser alguien bueno e inocente, cuando en realidad recorrían mi mente miles de pensamientos oscuros y maliciosos.
Me despejé la mente con una ducha relajante. Tal vez la vida en la tierra humana me estaba consiguiendo arraigar unas costmbres y formas de hacer, pero fuere como fuere, me había habituado a salir todas las noches al parque a bailar un rato. Me atavié con mis ropas deportivas y crucé el umbral de la puerta tras una vaga mirada general a mi piso. Sonreí de lado al sentir la brisa fresca chocar contra mi piel.
Llevaba los cascos puestos y la música a tope. No escuchaba nada que no llegara de ellos, y bailaba observándome en el birrio reflejo de un cristal de una casona para las cosas de la limpieza en el parque. Me encontraba en un lugar recogidito y tranquilo, en el que buscaba no ser inportunado por ningun humano atraído por mi esencia. Terminé la canción con dos pasos hacia la derecha y un movimiento oscilante de las manos y brazos. El pelo se pegaba en mi frente y sienes por el sudor, y mi expresión agotada se fundía en una sonrisa de felicidad. Bailar me hacía feliz, y tal vez fuera incomprensible, pero si alguna vez había sentido amor por algo humano, sería por el baile. Para algo que hacían bien, habría que reconocérselo, ¿no?
Salí de mi pequeño rincón y me dispuse a dar una pequeña vuelta y volver a casa, siguiendo las buenas costumbres. Llegué a una fuente del parque y me lavé un poco con agua; me peiné el pelo hacia arriba, para tener un aspecto más presentable. Tal vez en el camino, si veía a algun humano interesante, pudiera atrerle para jugar un poco. Sonreí ante la idea, con ese sentimiento ansioso creciendo dentro de mí. El ansia por la sangre, por el rojo viscoso escurriéndose por una piel blanquecina y mortácea, el blanco de los ojos llenos de miedo y pavor, las pupilas diltadas por el dolor, el sonido de un buen grito incrustándose en mi cráneo... Sólo pensar en ello, un creciente placer me recorrió la espina dorsal. Decidí calmarme a mí mismo con el pequeño paseo.
La arena bajo mis pies se removía inquieta y pronto el aire hizo acto de presencia, moviendo las hojas de los árboles, que se volvían un remolino de hojas que jugaban entre ellas, brillando unas más que otras. Y fue en ese momento, que capté algo en el aire. Algo raro y distinto. No caí en el momento, así que no le tomé importancia y seguí andando hasta que distinguí una figura en el basto horizonte. Se trataba de un muchacho joven, de rostro dulce y diría casi que angelical.
No pareció darse cuenta de mi presencia. Había algo en él, que sólo verle me molestaba y me causaba repugnancia. Auqnue no era algo del todo raro en mí sentir eso hacia los humanos, sí lo era que fuera de una forma tan inmediata e irremediable. Me acerqué a él, con la intención de hostigarle, eso sí, a mi manera. Puede que me lo pasara bien.
—Buenos días, caballero— saludé, extremadamente cortés—. Bonita noche, ¿verdad?— Sonreí de lado, notando que estaba bebiendo algo. Por el olor sabía que era café, pero me tuve que acercar más para que no quedara raro que lo notara desde tan lejos—. Mmm.. ¿tomando café? ¿Le importaría que tomara un sorbo? Estoy algo cansado del ejercicio, ya sabe... Llevo bailando horas— Reí, tratando de parecer amable, usando mis capacidades de actuación. Se me daba extremadamente bien fingir ser alguien bueno e inocente, cuando en realidad recorrían mi mente miles de pensamientos oscuros y maliciosos.
Jeliel
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Byun Baek Hyun.
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Humor :
Desabrido.
La brisa nocturna insinuaba el cambio de estación, amaba el invierno, la nieve y el blanco de las calles le recordaba su hogar. Tenía en su cabeza muchos objetivos, sobretodo su vida en el mundo había obtenido un giro distinto y fascinante ahora era compositor y músico el talento que le permitía seguir haciendo algo que era parte de su ser. La música era increíble dentro del mundo mortal, los sonidos, armonías tan distintas a las celestiales y nuevas pero nunca mejores que aquellas.
El ambiente era tan tranquilizador demasiado quieto y callado le encantaban esas características, el lugar donde vivía a pesar de ser el centro de la ciudad era extremadamente silencioso, respiro hurgando en el bolsillo de su chaqueta antes de sentir un extraño cambio de clima, el ambiente estaba algo tenso, una brisa de un frio con olor a muerte y azufre se acercaba, arrugue el entrecejo al sentir la presencia de alguien en mi espacio.
Su voz era demasiado inmaculada de cortesía nada típico de las personas normales, arrugo lentamente la punta de su nariz mirando al portador de aquel tono de voz –Buenas noches– hablo lentamente con tono suave, era extraño que pensara siquiera en la naturaleza tan oscura de ese sujeto, el parque y la noche pero aquella imagen de cortesía era ligeramente desconcertante hasta el punto de hacerle dudar por unos segundos –Si es una hermosa noche, aunque no es el mejor lugar para apreciarla– lo miro lentamente antes de extenderle la bebida, justo en esa oportunidad fue más notable que la amabilidad desprendida por ese sujeto era falsa.
Después de mirarlo por algunos segundos se atrevió a comentar –Hace ejercicio en un lugar abandonado como este– miro con curiosidad al contrario dibujando lentamente ese rostro en su mente –¿No es algo peligroso?– musito calmadamente colocándose algo más cerca de aquel sujeto, podría decir que la curiosidad era un tipo de impulso demasiado humano para él. Sin embargo, parecía que encontraría algo mejor de lo que esperaba esa noche, al escucharlo quejarse de su cansancio el cuerpo del Zéphiro se relajó lentamente ''un estado físico demasiado humano para quien no lo es'' pensó señalando no muy lejos una banqueta de aquel parque.
–¿Le parecería bien si lo acompaño a descansar en ese lugar?– inquirió con sentimiento de consideración al contrario, –Es malo que ande de esa manera si se encuentra cansado– afirmo tranquilamente ofreciéndose de apoyo para ayudarle a caminar, –¿Le gusta bailar mucho? ¿Pertenece a un estudio?– suspiro lentamente –Disculpe, me parece curioso que estuviera en un lugar como este bailando– culmino con un leve gesto en el rostro, no era demasiado expresivo y aún continuaba desconfiando de la naturaleza de ese bailarín extraño en el parque abandonado.
El ambiente era tan tranquilizador demasiado quieto y callado le encantaban esas características, el lugar donde vivía a pesar de ser el centro de la ciudad era extremadamente silencioso, respiro hurgando en el bolsillo de su chaqueta antes de sentir un extraño cambio de clima, el ambiente estaba algo tenso, una brisa de un frio con olor a muerte y azufre se acercaba, arrugue el entrecejo al sentir la presencia de alguien en mi espacio.
Su voz era demasiado inmaculada de cortesía nada típico de las personas normales, arrugo lentamente la punta de su nariz mirando al portador de aquel tono de voz –Buenas noches– hablo lentamente con tono suave, era extraño que pensara siquiera en la naturaleza tan oscura de ese sujeto, el parque y la noche pero aquella imagen de cortesía era ligeramente desconcertante hasta el punto de hacerle dudar por unos segundos –Si es una hermosa noche, aunque no es el mejor lugar para apreciarla– lo miro lentamente antes de extenderle la bebida, justo en esa oportunidad fue más notable que la amabilidad desprendida por ese sujeto era falsa.
Después de mirarlo por algunos segundos se atrevió a comentar –Hace ejercicio en un lugar abandonado como este– miro con curiosidad al contrario dibujando lentamente ese rostro en su mente –¿No es algo peligroso?– musito calmadamente colocándose algo más cerca de aquel sujeto, podría decir que la curiosidad era un tipo de impulso demasiado humano para él. Sin embargo, parecía que encontraría algo mejor de lo que esperaba esa noche, al escucharlo quejarse de su cansancio el cuerpo del Zéphiro se relajó lentamente ''un estado físico demasiado humano para quien no lo es'' pensó señalando no muy lejos una banqueta de aquel parque.
–¿Le parecería bien si lo acompaño a descansar en ese lugar?– inquirió con sentimiento de consideración al contrario, –Es malo que ande de esa manera si se encuentra cansado– afirmo tranquilamente ofreciéndose de apoyo para ayudarle a caminar, –¿Le gusta bailar mucho? ¿Pertenece a un estudio?– suspiro lentamente –Disculpe, me parece curioso que estuviera en un lugar como este bailando– culmino con un leve gesto en el rostro, no era demasiado expresivo y aún continuaba desconfiando de la naturaleza de ese bailarín extraño en el parque abandonado.
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