Un día que había empezado como cualquier otro común día entre semana, pero el joven mestizo Berrik tenía en su mente que este día no terminaría como cualquier otro día rutinario y monótono. El joven mestizo se encontraba a las siete y media de la mañana con dos grandes hojas de exámenes con preguntas en ambos lados. –Pero si uso… Me da esto… Aunque al invertirlo… Y ahora si… Susurraba muy muy bajo realmente y lo hacía sin darse cuenta en realidad, era un mal habito que tenia y mucha veces los profesores le solían llamar la atención o lo ubicaban en una parte algo aparte de los demás.

Ya eran las nueve y cuarto de la mañana, una hamburguesa doble carne y un batido de fresa con leche eran el desayuno del joven mestizo quien comía acompañado por dos compañeras y un compañero varón. Todos ellos como siempre volviendo a decir lo sorpréndete que era que él rubio pudiera comer tanto, además de una chiste algo racistas de esperarían que con un pequeño plato de arroz fuera suficiente para llenarlo en vez. –Cállense y déjenme terminar de comer. Soltó el comentario al aire al dejar la hamburguesa en la mesa. Realmente no solía prestar mucha atención a los comentarios que hacían sobre el de que comía mucho pero no tenía tolerancia ante el racismo. Termino de comer su hamburguesa y se levanto llevándose el batido que tomaba mientras caminaba. –Idiotas. Comento ya estando lejos de ellos.

Eran las tres de la tarde y finalmente la última clase había terminado, ya recostado a una pared a las afueras del aula donde había visto clases, el joven mestizo se encontraba estirando de sus brazos algo dormidos al levantarlos hacia arriba. –Bueno, hora de irse a la mansión. Se dijo así mismo con un tono tranquilo de voz mientras empezaba a caminar él solo dirigiéndose al estacionamiento en la sección para estudiantes. Montándose en su motoneta Berrik la encendía y salía del estacionamiento de la universidad para las calles de la universidad, era un largo recorrido hasta la mansión y tal vez se volvería muy larga si encontraba congestionado el tráfico.

Luego de un largo rato de conducir entre las calles de la cuidad el joven mestizo se encontraba de nuevo en la mansión, colocándole comida nueva a los pequeños canarios que tenia, él les silbaba dulcemente para que lo acompañaran y poder escuchar su silbido también. –Mis pequeños, hoy Appa saldrá con alguien, estén feliz por él que desde hace mucho tiempo no salía con nadie. Dijo con una leve sonrisa después de haber dejado de silbar, cerrando la pequeña puerta de la jaula. Al final después de un cuarto de hora salía de la mansión con una cesta en mano, dirigiéndose de nuevo a motoneta con la cual iría al parque Minnewater.

Después de un cuarto de hora llegaba al parque, observando a lo lejos la silueta de esa persona sentada en una de las banquetas mientras era iluminada por la luz del atardecer, camino entre en el césped del parque para acercarse por la espalda a la joven, usando sus manos para tapar con cuidado los ojos de la joven. –Adivina quién soy. –Le susurro con un tono de voz bajo en el oído mientras soltaba una leve carcajada apartando algo en rostro porque tal vez era una acción algo inapropiada de su parte.