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Título de trama
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Espacio libre
[Privado|Caliel] The sweet Angel and the girl of the night Miér Ago 06, 2014 9:22 amJulia V.[Akasha]
Maekkar [Henry]
P.B :
Henry
Sexo :
Localización :
en donde haya fiesta~
Mensajes :
124
Fecha de inscripción :
22/06/2013
Edad :
35
Humor :
juguetón
Los días iban más tranquilos últimamente, desde la última vez que se había metido en problemas. No había vuelto a ver a aquel chico del bar, ese que tenía una extraña forma de ser y que de alguna forma le parecía atractivo, tampoco al chico de la noche que no podía dormir. Pero esperaba poder verlos más adelante, en alguna oportunidad, ya que misteriosamente no había logrado hacer muchos amigos aun.
Ese día había ido a la universidad por cumplirle los deseos a su abuela, quien quería que Henry regresara a los estudios que al trasladarse de ciudad, se habían interrumpido. Por lo que con una chaqueta abrigadora, porque joder que hacia frio en esa ciudad, anduvo de un lado a otro en el campus, revisando sus papeles y haciendo trámites para su re-ingreso. Cuando todo eso hubo terminado, como era costumbre, no regreso a su casa, si no que se dedicó a vagar por la ciudad, que aún no terminaba de conocer, y le parecía cada vez más interesante.
Sus poderes aún estaban algo desequilibrado, por lo que trataba de no meterse en muchos problemas, pero era difícil, ya que su personalidad le hacía ser rebelde, muchas veces, sin causa.
A pesar de la hora, no se podía apreciar mucha gente en la plaza, los pocos que se hallaban, estaban en los cafés, provocándole antojo de uno de estos. Ya faltaba poco para que empezara a ocultarse el sol, cuando se dio cuenta que no había comido, últimamente la sangre le llamaba más, pero se limitaba a picarse un dedo y chuparlo cuando nadie le veía. Aun no tenía rastro de su padre, y todo parecía indicar que seguiría perdiendo el tiempo a menos que realmente se pusiera en busca de el, nadie iba a llegar a la puerta de su casa “oye, yo sé dónde está tu padre”, sin embargo, aunque deseaba conocerle, al mismo tiempo sentía un tipo de rechazo por él.
Finalmente decidió entrar a una cafetería, hambriento, y tomo la primera mesa que encontró vacía, a medio local, leyendo con rapidez el menú, aunque mejor preguntaría que era lo que podían llevarle más rápido
Ese día había ido a la universidad por cumplirle los deseos a su abuela, quien quería que Henry regresara a los estudios que al trasladarse de ciudad, se habían interrumpido. Por lo que con una chaqueta abrigadora, porque joder que hacia frio en esa ciudad, anduvo de un lado a otro en el campus, revisando sus papeles y haciendo trámites para su re-ingreso. Cuando todo eso hubo terminado, como era costumbre, no regreso a su casa, si no que se dedicó a vagar por la ciudad, que aún no terminaba de conocer, y le parecía cada vez más interesante.
Sus poderes aún estaban algo desequilibrado, por lo que trataba de no meterse en muchos problemas, pero era difícil, ya que su personalidad le hacía ser rebelde, muchas veces, sin causa.
A pesar de la hora, no se podía apreciar mucha gente en la plaza, los pocos que se hallaban, estaban en los cafés, provocándole antojo de uno de estos. Ya faltaba poco para que empezara a ocultarse el sol, cuando se dio cuenta que no había comido, últimamente la sangre le llamaba más, pero se limitaba a picarse un dedo y chuparlo cuando nadie le veía. Aun no tenía rastro de su padre, y todo parecía indicar que seguiría perdiendo el tiempo a menos que realmente se pusiera en busca de el, nadie iba a llegar a la puerta de su casa “oye, yo sé dónde está tu padre”, sin embargo, aunque deseaba conocerle, al mismo tiempo sentía un tipo de rechazo por él.
Finalmente decidió entrar a una cafetería, hambriento, y tomo la primera mesa que encontró vacía, a medio local, leyendo con rapidez el menú, aunque mejor preguntaría que era lo que podían llevarle más rápido
- Henry:
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Invitado
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Los aires en la plaza se encontraban calmos, mientras regresaba a casa luego de asistir a una de las clases en la Universidad de Bellas Artes de la ciudad, que a sus padres se les había ocurrido pagarle. Suspiró al recordar como esta mañana lo habían sacado a empujones de su casa, al grito de eres un vago, retoma tus estudios de una vez.
Mientras caminaba con tranquilidad, sintió un ligero resonar en su estómago, que al parecer se intensificó en el momento en que levantó la vista para encontrarse con los manjares que exhibían en la vidriera de una cafetería. Bufó agobiado, a pesar de la transformación seguía teniendo necesidades humanas, como una buena comida o... una buena copa de vino.
Se adentró al lugar sin pensarlo dos veces, y se sentó en una mesa vacía. A su lado pudo notar un chico, con un aura extraña para mi. Se detuvo a observarlo por unos momentos, y vió que leía con expresión casi desesperada el menú. Rió interiormente, y volvió la vista al suyo, no tardando en decidir lo que quería.
Dejó el menú para mirar a través del gran ventanal de la cafetería, que daba a la plaza, mientras esperaba a que lo atendiese algún mozo. Observaba como la gente se movía, como caminaban tranquilamente y algunos tomados de la mano, todo aquello le provocaba algo de tristeza, le recordaba... a el, quien lo hizo lo que es. En medio de su alienación, y retomando inconscientemente lo que había aprendido en su clase de canto de hoy, comenzó a cantar.
Mientras caminaba con tranquilidad, sintió un ligero resonar en su estómago, que al parecer se intensificó en el momento en que levantó la vista para encontrarse con los manjares que exhibían en la vidriera de una cafetería. Bufó agobiado, a pesar de la transformación seguía teniendo necesidades humanas, como una buena comida o... una buena copa de vino.
Se adentró al lugar sin pensarlo dos veces, y se sentó en una mesa vacía. A su lado pudo notar un chico, con un aura extraña para mi. Se detuvo a observarlo por unos momentos, y vió que leía con expresión casi desesperada el menú. Rió interiormente, y volvió la vista al suyo, no tardando en decidir lo que quería.
Dejó el menú para mirar a través del gran ventanal de la cafetería, que daba a la plaza, mientras esperaba a que lo atendiese algún mozo. Observaba como la gente se movía, como caminaban tranquilamente y algunos tomados de la mano, todo aquello le provocaba algo de tristeza, le recordaba... a el, quien lo hizo lo que es. En medio de su alienación, y retomando inconscientemente lo que había aprendido en su clase de canto de hoy, comenzó a cantar.
- That XX, Acapella:
Última edición por Ezreal el Lun Feb 03, 2014 3:34 am, editado 4 veces
Maekkar [Henry]
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Rayos… - susurró al tiempo que dejaba sobre la mesa el móvil, y unas carpetas de la universidad, suspirando abatido, pues eso significaba que pronto su vagabundeo por la ciudad llegaría a su fin.
La mesera se acercó a él casi al mismo tiempo que un chico de aspecto extravagante se sentaba cerca. Henry lo observo con curiosidad pero tratando de no parecer muy obvio, aunque era irresistible la familiaridad que ahora sentía en el ambiente, una familiaridad que bien podía ser demasiado… pesada. El chico se puso a ver el menú, cuando Henry pidió una ciabbatta y una soda. Pronto sus piernas comenzaron a moverse en ansiedad, más cuando el extraño comenzó a cantar y todos los sentidos del dhampir se pusieron en alerta.
Los ojos le empezaron a arder, no sabía bien a que se debía, pues el único vampiro que se había encontrado antes, había sido muy diferente.
Vampiros… sabía que era uno de ellos, pues aunque él no lo era en su totalidad, esa parte que era similar, se sentía a gusto.
La mesera llego con su comida y él sonrió amable y encantador, para empezar a devorar con la gracia de un niño de 6 años. Henry era así, un chico atractivo, pero con el espíritu de un niño, travieso y juguetón, aunque cuando la ocasión lo ameritaba, era tan serio como una piedra. El contrario seguía cantando, y el sentimiento de familiaridad seguía en aumento… ¿su padre seria como el?... ¿podría conocerlo? Aunque no lo sabía con seguridad, se volvió en la mesa, con el codo recargado en la superficie y le sonrió, aplaudiendo sin hacer mucho ruido cuando el extraño termino de cantar.
La mesera se acercó a él casi al mismo tiempo que un chico de aspecto extravagante se sentaba cerca. Henry lo observo con curiosidad pero tratando de no parecer muy obvio, aunque era irresistible la familiaridad que ahora sentía en el ambiente, una familiaridad que bien podía ser demasiado… pesada. El chico se puso a ver el menú, cuando Henry pidió una ciabbatta y una soda. Pronto sus piernas comenzaron a moverse en ansiedad, más cuando el extraño comenzó a cantar y todos los sentidos del dhampir se pusieron en alerta.
Los ojos le empezaron a arder, no sabía bien a que se debía, pues el único vampiro que se había encontrado antes, había sido muy diferente.
Vampiros… sabía que era uno de ellos, pues aunque él no lo era en su totalidad, esa parte que era similar, se sentía a gusto.
La mesera llego con su comida y él sonrió amable y encantador, para empezar a devorar con la gracia de un niño de 6 años. Henry era así, un chico atractivo, pero con el espíritu de un niño, travieso y juguetón, aunque cuando la ocasión lo ameritaba, era tan serio como una piedra. El contrario seguía cantando, y el sentimiento de familiaridad seguía en aumento… ¿su padre seria como el?... ¿podría conocerlo? Aunque no lo sabía con seguridad, se volvió en la mesa, con el codo recargado en la superficie y le sonrió, aplaudiendo sin hacer mucho ruido cuando el extraño termino de cantar.
Invitado
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Al terminar la canción, volvió a poner los pies sobre la tierra en el momento en que oyó suaves aplausos, provenientes de la mesa a su lado. Cuando volteó la mirada se encontró con el chico de antes quién lo observaba sonriendo, lo cual le provocó una sonrisa refleja y una extraña sensación de familiaridad. ¿Será que lo conocía de algún lado?
ㅡ Yo... lo siento, no quería molestarte. ㅡ Dijo luego de desvanecer su sonrisa, en una expresión relajada pero algo avergonzado. Al percibir suavemente el aura contraria, y sacando rápidas conclusiones, supo cual era la razón de la sensación que tuvo en un comienzo, un Dhampir. Era el primer ser de esta naturaleza que se encontraba, y sentía una familiaridad casi molesta.
Antes de que pudiese decirle algo más al contrario, se interpuso la mesera quién tomó su pedido. ㅡ Un Espresso con Panna, por favor. Y... ㅡ Hizo una pequeña pausa, dándole una mirada fugaz al chico de la mesa a su lado, como teniendo una idea repentina. ㅡ ...un Cinnamon Roll, grande. ㅡ Luego de que la mesera se retirase, se levantó de su mesa y acomodó una silla educadamente en la mesa del Dhampir. Se acomodó, y apoyando los codos mientras lo miraba a los ojos, se le dibujó una transparente sonrisa que dejaba a la vista sus blancos caninos delicadamente afilados. ㅡ Espero que no te moleste mi compañía. ㅡ Dijo en tono relajado, como si conociese al otro de toda la vida. Debido a la forma en que detestaba la soledad había desarrollado gran capacidad para socializar, y casi siempre era el que daba el primer paso en una conversación, sin pensar en que podría ser rechazado. No perdería la oportunidad de entablar una charla con este ser, con quien se le hacía tan extrañamente cómodo compartir un espacio.
ㅡ Yo... lo siento, no quería molestarte. ㅡ Dijo luego de desvanecer su sonrisa, en una expresión relajada pero algo avergonzado. Al percibir suavemente el aura contraria, y sacando rápidas conclusiones, supo cual era la razón de la sensación que tuvo en un comienzo, un Dhampir. Era el primer ser de esta naturaleza que se encontraba, y sentía una familiaridad casi molesta.
Antes de que pudiese decirle algo más al contrario, se interpuso la mesera quién tomó su pedido. ㅡ Un Espresso con Panna, por favor. Y... ㅡ Hizo una pequeña pausa, dándole una mirada fugaz al chico de la mesa a su lado, como teniendo una idea repentina. ㅡ ...un Cinnamon Roll, grande. ㅡ Luego de que la mesera se retirase, se levantó de su mesa y acomodó una silla educadamente en la mesa del Dhampir. Se acomodó, y apoyando los codos mientras lo miraba a los ojos, se le dibujó una transparente sonrisa que dejaba a la vista sus blancos caninos delicadamente afilados. ㅡ Espero que no te moleste mi compañía. ㅡ Dijo en tono relajado, como si conociese al otro de toda la vida. Debido a la forma en que detestaba la soledad había desarrollado gran capacidad para socializar, y casi siempre era el que daba el primer paso en una conversación, sin pensar en que podría ser rechazado. No perdería la oportunidad de entablar una charla con este ser, con quien se le hacía tan extrañamente cómodo compartir un espacio.
Maekkar [Henry]
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juguetón
La interpretación le había gustado bastante, además que nadie en el lugar tenía el valor de alzar mucho la voz si no era en una conversación. Por lo mismo, el sujeto, en una sencilla controversia, le disgustaba tanto como le agradaba, pero suponía que era así por ambas naturalezas. Henry era un chico sociable por instinto, aunque siempre eran los demás quienes le buscaban, y el solo se dejaba querer – no me ha molestado, por el contrario! – sonrió al hablarle, como si fuera lo más natural entre ambos.
La mesera se acercó de nuevo, tomando la orden del cantante, por lo que Henry se recargo en un codo sobre la mesa, sonriendo y paseando la mirada por todo el local. La ciudad ofrecía una gran variedad de lugares, pero algunos, como ese por ejemplo, ofrecían una calidez y privacidad que al chico le gustaba. Estaba metido en sus propios pensamientos cuando de repente, la presencia del cantante se acercó más, hasta que al girar la cabeza de vuelta, lo encontró sentado en su misma mesa. No era algo que le molestara, sin embargo no podía saber las intenciones del desconocido – no, no me molesta, es mejor comer con una buena charla, no? – Retiró el codo de la mesa y entonces se acomodó en la silla, observándolo bien, pero tratando de no ser muy rudo – soy Henry, mucho gusto – estiró su mano sobre la mesa para estrechar la contraria si es que este gustaba de hacerlo.
¿Cuántas personas había conocido ya en la ciudad? Unas cuantas y todas igual de fascinantes, aunque algunas habían causado más impresión en el joven dhampir que otras, aun así, estaba abierto a nuevas amistades y posibilidades de aventura – hace mucho que estas en la ciudad?
La mesera se acercó de nuevo, tomando la orden del cantante, por lo que Henry se recargo en un codo sobre la mesa, sonriendo y paseando la mirada por todo el local. La ciudad ofrecía una gran variedad de lugares, pero algunos, como ese por ejemplo, ofrecían una calidez y privacidad que al chico le gustaba. Estaba metido en sus propios pensamientos cuando de repente, la presencia del cantante se acercó más, hasta que al girar la cabeza de vuelta, lo encontró sentado en su misma mesa. No era algo que le molestara, sin embargo no podía saber las intenciones del desconocido – no, no me molesta, es mejor comer con una buena charla, no? – Retiró el codo de la mesa y entonces se acomodó en la silla, observándolo bien, pero tratando de no ser muy rudo – soy Henry, mucho gusto – estiró su mano sobre la mesa para estrechar la contraria si es que este gustaba de hacerlo.
¿Cuántas personas había conocido ya en la ciudad? Unas cuantas y todas igual de fascinantes, aunque algunas habían causado más impresión en el joven dhampir que otras, aun así, estaba abierto a nuevas amistades y posibilidades de aventura – hace mucho que estas en la ciudad?
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