Esa mañana Ren se había levantado con un presentimiento de que en aquel día encontraría algo preciado, algo que sería importante para él. No entendía que podría llegar a ser aquello que debía encontrar ya que desde el momento en que llegó del cielo para vivir allí en Brujas  no había tenido nada más que lo que se encontraba dentro de su nuevo hogar la Casa de los Cuervos y de lo que Jaejoong le había regalado.

Aún así decidió levantarse y dejar que sus pasos guiaran su camino, tal vez y de esa forma podría encontrar aquello que su interior quería mostrarle, algo desconocido para él pero importante. Algo que era necesario para su ser, para quien ahora es su propio cuerpo y desde su interior reclamaba para sentirse completo.

Ren dejó todo en su habitación ordenado como era de su costumbre y se vistió cómodamente para así salir de su hogar. Observó las calles que iban hacia un lado y hacia el otro desde la entrada –Bien… Ahora ¿hacia dónde debo ir? – suspiró un leve momento cerrando sus ojos dejando que sus pies comenzaran a moverse por sí solos, abrió sus ojos y divisó el camino dejándose llevar sin pensarlo ni un segundo, el camino hasta cierto punto era conocido ya que había pasado por ellos al llegar a Brujas buscando a Jaejoong, pero luego de un tiempo y de algunas vueltas el camino pasó a ser uno desconocido para él pero aún así su cuerpo parecía conocerlo perfectamente ya que le daba una sensación de comodidad, sintiéndose como si estuviera en casa –¿Qué es este lugar? – habla para sí mismo mientras observa a lo lejos unas casas blancas una tras de otra, todas de igual forma rodeadas hermosamente por un amplio follaje dándole un aire de tranquilidad y pureza, no sentía en el momento ningún aura de maldad lo que le tranquilizaba internamente.

Se acercaba lentamente a aquellas casas hasta tenerlas frente a él –Hay algo tan conocido en ellas... ¿Será algo relacionado contigo Minki? – Ren no sabía demasiado de lo que era la vida de su cuerpo humano antes de tomarlo, más de lo que le servía a él para tomar posesión, por eso no entendía algunos sentimientos que quedaban en él de ese cuerpo, o algunos pensamientos que aún cruzaban su mente.  Sus manos inconcientes iban hacía la puerta de una de las casas acariciándola con suavidad tomando la perilla comenzando a girarla lentamente viendo como la puerta se abría dejando escuchar el chillido que esta hacía, se notaba que era algo vieja y no había sido abierta en un tiempo pero aún así mantenía aquella calidez que de por sí mantenía el lugar.

Una suave sonrisa mantuvo en sus labios mientras entraba allí, realmente se le hacía conocido, como si hubiera estado allí muchas veces anteriormente, se sentía feliz allí dentro aunque las memorias no estuvieran en su mente. Observaba cada cosa a su alrededor dejando que su mirada sea guiada por cada rincón de la habitación en donde se encontraba, en los pocos muebles que tenía y las hermosas y pequeñas decoraciones que había. Hasta notar algo que había llamado su atención. En un pequeño rincón había una pequeña caja con dos iniciales M.C –Minki Choi… Así que aquí realmente había algo importante.. – sonríe ampliamente acercándose con curiosidad de lo que pudiera encontrar, agachándose para tomar aquella caja dejándola sobre la mesa, la limpia del polvo que tenía y la abre cuidadosamente, no quería romper nada de lo que hubiera dentro de ella. Más fue su sorpresa al ver lo que había dentro, un pequeño osito de color blanco y un violín.

Tomó primeramente el oso en sus manos sintiendo un calor en su cuerpo al abrazarlo con la ternura característica en él, se sentía feliz de tenerlo en sus brazos y sentía la necesidad de no volver a soltarlo –Hero…– susurra aquel nombre con un poco de sorpresa, ¿Cómo es que sabía el nombre de aquel peluche, si es que realmente ese fuera su nombre?  –No te preocupes Hero, no volveré a dejarte aquí… siempre estarás conmigo… como… antes– sonríe besando la cabecita de aquel pequeño peluche para luego llevar su mirada al violín, era uno de los dos instrumentos que sabía tocar, y el que más amaba. No había tocado desde que estaba en el cielo, y no pensaba que al bajar volvería a tener aquel instrumento frente a él, pero se ve que algo quería que volviera a hacerlo y él no iría a rechazar lo que el destino le daba. Su mano tomo el violín viendo el buen estado que este tenía, estaba muy bien cuidado –Así que Minki también amaba esto, realmente somos parecidos por eso el destino me trajo a él, gracias Minki realmente lo cuidaré – sonríe guardándolo en su estuche tomando ambas cosas en sus manos saliendo de aquella casa, dándole un último vistazo con una amplia sonrisa en su rostro – Volveré aquí, es un lugar importante, así que seguramente volveré –asiente retomando su camino hacia su hogar sin olvidar aquel camino que comenzaba a mostrarle aquellos recuerdos ocultos en lo más profundo de su interior.