Tenía un mal día. Nada relacionado con el clima, las personas o el solo hecho de que estuviera caminando por calles prácticamente desiertas y ajenas a mi conocimiento en mitad de la noche… Esa mujer siempre me hacía trabajar de más en cosas que no son mi obligación, traerle el café no tiene nada que ver con mis estudios, suspire mirando el cielo, las estrellas no se veían por los edificios pero había cierto brillo en el cielo que me daba a entender que allí estaban, sonreí para mí, una chica sola a estas horas, quién lo diría, por primera vez tuve un poco de miedo, incluso había comenzado a morder insistentemente mi labio inferior, ¿Peligro? No estaba segura, solo esa sensación. Patee una lata de cerveza para que ese ruido me hiciera sentir menos sola. No funciono… Era como si estuviera atrapada en un círculo, las calles comenzaron a verse todas iguales, temblé por el solo hecho de que el clima se había vuelto espeso.

Volví a patear aquella lata, un rebote, dos rebotes, y continúe el camino, quería maldecir, muchas cosas, sobre todo aquellas que guardaba en mi mente, pero una dama no debe maldecir, nunca me permitiría que alguien me oyera vociferar improperios en la calle, debía conformarme con la sensación de insatisfacción… Si eso era estaba insatisfecha, acomode mi chaqueta y me acerque a la lata, esta vez la patee con más fuerza, un rebote, dos rebotes, tres rebotes, cuatros rebotes y me acerque, un poco más relajada, imaginaba cosas.

Suspire caminando hacia la lata, curioso que mi único compañero fuera un material muy poco biodegradable, reí suavemente intentando no parecer más loca de lo que ya debía, pero no había nadie en las calles, todo cubierto por la noche, patee la lata otra vez, pero no la escuche rebotar, mi mirada se levantó buscando la razón de porque no había producido ningún ruido… ¿Acaso me había convertido en un cachorro asustado?.